Alberto Plaza: la trova tiene la intención de crear un mundo diferente

El cantante chileno Alberto Plaza, habló con Mabel Lara, y en un encuentro bastante amigable contó detalles de sus 30 años de carrera artística.

Su niñez

Desde muy pequeño la pasión por el canto lo invadía; en el colegio era el encargado de entretener a sus compañeros cuando faltaban los profesores. Una escoba le bastaba para simular una guitarra y con su voz maravillar a sus compañeros.

Al pasar los años el compromiso por estudiar una carrera y ser un profesional lo llevó a probar varios planos. Inició economía, ingeniería civil y publicidad, sin lograr terminar ninguna, y argumenta, que su espíritu buscaba "algo diferente, algo más humano, más artístico".

Su “parto musical”

Su debut en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar en Chile fue en febrero de 1985, donde comenzó un largo camino de trovas y canciones.

Recuerda el momento exacto en el que salió al escenario. El brazo izquierdo se le durmió por la emoción  y la energía que recibió fue tal que se sintió maravillado.

Explicó que su ‘pinta’ no fue la mejor para la ocasión. Un pantalón blanco y una camisa cuello tortuga le sirvieron de escudo aquella ocasión.

Aquella vez ganó la Gaviota de plata, y recordó, con algo de nostalgia, cómo era el público en ese entonces. No pararon de aplaudirlo, dijo. Ese público era único. “Cuando yo empecé el público era el protagonista de una fiesta,  era un monstruo capaz de levantar o hundir un a un artista, era incontrolable”.

El chileno dijo que con la llegada de Televisa al festival todo cambió y la esencia de aquel escenario multitudinario nunca volvió. “Viña del Mar pasó de ser un espectáculo musical con público, a un programa de televisión donde enviaban a comerciales”.

La trova

Alberto Plaza se define como una vertiente de la trova. Asegura que creció escuchando música romántica italiana y española, y citó a Claudio Baglioni y Juan Manuel Serrat. Luego vino el encuentro con la música cubana.

“Me encontré con Silvio Rodríguez que es la trova pura”, dice Plaza. La trova lo lleva a sacar ese espíritu humanístico. “Me pareció que la trova tiene esa intención de construir un mundo mejor y tiene un lenguaje y búsqueda poética, hay una intención diferente detrás. No es cantar por cantar”.

“Se vino el éxito”

La música es todo para Alberto Plaza, pero va más allá cuando puede ver cómo sus canciones generar sentimientos en quienes las escuchan.

“Siento que la música es una herramienta maravillosa para mejorarle la vida a la gente, como yo he experimentado ese bienestar, me propuse replicar eso y crear obras que puedan hacerle bien a las personas”.

Asegura que sus letras sirven para sacar de la tristeza, celebrar la llegada de un hijo, conmemorar la amistad, entre otras muchas ocasiones.

La cienciología

La conoció en Bogotá en un evento al cual fue invitado a cantar. La forma como se comportaban los cienciólogos le llamó la atención y ver que hacían las cosas a la perfección le despertó un interés que más adelante capitalizaría.

“Era gente convidas muy éticas, con familias muy bonitas y yo quería ser así”. Luego de leer unos libros que le habían obsequiado y en los cuales explicaban cómo era ese mundo aseguró entender que “eso tenía sentido”.

“Me invitaron a la capital de la cienciología y a los dos días tuve una revelación, he vuelto a casa esta es mi gente”, dijo el chileno.

“Estuve tres años viviendo allí, mi bienestar se multiplicó, mejoré las relaciones con todo mi entorno, conmigo, con mis amigos, mi relación con la música mejoró. Hace 6 años, soy una persona mucho mejor, en la cienciología yo sé quién soy, la sociedad lo lleva a uno a olvidarse quien es uno.

Un sello personal

A Alberto Plaza no le gusta definir a uno de sus canciones como su preferida, no tiene una que él siempre elija, todo lo contrario, asegura que cada trova es un pedazo de él.

Para decir quién es, señala que a veces es padre, otras músico, orador o transeúnte, por lo que cada canción que ha compuesto puede representar alguna de esas facetas.

Para terminar aseguró estar preparado para vivir 100 años; dijo que en el futuro se podrá ir a la droguería a comprar un riñón o un hígado.

Confesó que nada lo entristece y que por el contrario, vive feliz, porque ese es el estado esencial del hombre, el estado natural del ser.