Miles de personas preparadas con gruesas cobijas hicieron fila desde la fría noche del sábado afuera de un campo de una universidad de Ecatepec que albergará 300.000 católicos.
La ciudad de 1,6 millones de habitantes forma parte del estado de México, una región que se volvió lúgubremente famosa por las alarmantes cifras de desapariciones de mujeres y los hallazgos de muchos de sus cuerpos desmembrados flotando en el Río de los Remedios, a unos 20 km de la sede de la misa de este domingo.
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Al menos 600 asesinatos de mujeres entre enero de 2014 y septiembre de 2015 en el estado, según portes de la ONG Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.
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Custodiados por centenares de policías y militares, los feligreses consideran que la vista del papa a Ecatepec tiene como finalidad renovar la fe de sus habitantes y despertar la conciencia de los criminales.
Formada en una de las varias vallas, Mariana Virginia Hernández, una ama de casa de unos 40 años, confía en que el papa logre que "tomen conciencia todas aquellas personas que hacen esas maldades, para que vean que hay un Dios". "Les va a remover su corazoncito y les va a meter un poquito de luz en su mente", cree.
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Con la presencia de Francisco en Ecatepec, "a ver si contrarrestamos algo (de la violencia), las mujeres merecen el respeto. A ver si el papa nos hace reaccionar para poder ser un país libre y en paz", reflexiona Francisco Valdez, un septuagenario dueño de una imprenta.