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Hechos 2013: Historia del monstruo de Cleveland aterrorizó a Estados Unidos

Estados Unidos se aterrorizó con el descubrimiento del caso de Ariel Castro, quien fue bautizado como “el monstruo de Cleveland”, uh hombre que secuestro...

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a tres mujeres por más de una década.

 

Castro fue condenado a cadena perpetua de muerte en agosto, pero unas semanas después Castro se suicidó en una celda donde permanecía.

 

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Las tres mujeres fueron secuestradas por Castro en los años 2002, 2003 y 2004, y recuperaron la libertad el pasado 6 de mayo cuando, en un descuido de su captor, Berry logró escapar y pedir auxilio a gritos.

 

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Un vecino, Charles Ramsey, acudió en su rescate y ayudó a la joven a romper la puerta de la casa en la que estaba secuestrada. Berry reveló entonces que en la casa había más personas recluidas contra su voluntad: DeJesús, Knight y su propia hija, de seis años, fruto de los abusos de Castro.

 

Tras el rescate los vecinos no salían de su asombro y aseguraron que en ningún momento sospecharon que Castro pudiera ser responsable de los secuestros, dos de los cuales, los de DeJesús y Berry, eran muy conocidos por la comunidad. El día en que conoció su condena Castro pidió perdón a sus víctimas.

 

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"No soy un monstruo. Estoy enfermo", dijo. "Creo que yo soy también una víctima", sostuvo entonces. Castro relató que había sufrido abusos sexuales siendo joven y habló también de su adicción a la pornografía.

 

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"No estoy tratando de poner excusas. Sé que obré mal, pero no soy una persona violenta", indicó. También contó que en la casa en la que mantuvo secuestradas a las tres mujeres había "armonía" y que las acusaciones de abusos sexuales eran "falsas", puesto que, según él, "muchas veces" ellas le pedían tener sexo.

 

Pero el juez Michael J. Russo, al leerle la condena, fue rotundo: "Usted separó a tres mujeres de sus familias y sus comunidades, las hizo esclavas y las trató como si no fueran personas".

 

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Una de sus víctimas, Knight, habló entre sollozos ese día y declaró que Castro le "robó" 11 años de su vida, que le podía perdonar, pero "nunca" olvidar lo ocurrido, y que merecía pasar el resto de su vida en prisión.

 

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Con EFE.

 

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