Descubra paso a paso cómo funciona una montaña rusa

para que no le dé temor subir a ella, apretar y luego gritar un poco.

¿Sabe de qué le hablo? Pues de las montañas rusas.

Lo primero será saber por qué les dicen rusas, y sí porque se las inventaron allá, al mejorar unos grandes toboganes de madera que servían para poder unos trineos que se deslizaban en la nieve, a los que curiosamente les llamaban “montañas americanas”.

Pero, ¿cómo funcionan?

Muy fácil. A través de un sistema de rieles de metal tubular, como los de la actualidad, se posan vehículos que están enganchados a ellos a través de un sistema de rodamientos encauchetados que permite disminuir la fricción y accionar el frenado con efectividad.

Y es que la idea de estas atracciones, famosas en sitios como Bush Gardens, Six Flags, los parques temáticos de Disney y Universal, es lograr tal velocidad que los usuarios puedan experimentar inversiones de 180 y hasta 360 grados y varias fuerzas “G”.

Quizá lo que más preocupa después de lograr velocidad es frenar y para ello, estas montañas usan un complejo diseño que usa la energía cinética para colaborar en ello, también con un poco de tecnología de frenado neumático, basado en la presión de zapatas al paso de los carritos hasta el frenado, o los magnéticos, que se dan producto de corrientes eléctricas y fricción magnética.

Pero pierda cuidado, según Six Flags, uno de los parques más especializados en montañas rusas, solo 2 usuarios mueren dentro de uno de ellos por cada 250 millones.