veces impone la sociedad de tener que estar en pareja.
Es más frecuente en las mujeres, no tanto en los hombres, y se manifiesta como una adicción al amor a través de un temor irracional a perder a la pareja, lo que puede llevar a elegir malas compañías o caer en la clásica conclusión de que es mejor estar con alguien porque peor es nada.