de Texas demostró que esto puede arruinar la relación e incluso afectar la salud de los dos miembros.
Según el estudio, este tipo de comportamientos provocarían ansiedad, agresividad y problemas urinarios, intestinales y hasta eréctiles.
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“Cada miembro de la pareja ve el comportamiento del otro como el comienzo de una pelea. Si vas donde él y le preguntas por qué está tan alejado de su esposa, te dirá que es porque ella está constantemente molestando y haciendo millones de preguntas. (Pero) si le preguntas a ella por qué le alega tanto a él, te dirá que es porque él no le responde nada de nada, y que pareciera que no le importa la relación. Cada uno de los miembros no ve cómo su propio comportamiento contribuye a este patrón”, explicó el investigador que lideró la investigación.