le aplicaron la vacuna a su hija en el colegio sin pedirle autorización.
“No nos llegó ninguna carta o documento para autorizar la aplicación. La primera dosis se la aplicaron en octubre, la segunda en marzo; a los 10 días empezó a sentir fuertes dolores. Pensamos que era un problema relacionado con la vista, pero la cefalea siguió y cada día aumentaba. También le aumentó el flujo en el periodo menstrual y en las noches se despertaba ahogándose”, contó.
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“En el colegio me la trasladaban al hospital porque le hacía falta la respiración y hasta llegó a desmayarse. Siempre tenía la sensación de que se le inflamaba la cara, las manos se le ponían rígidas”, agregó.
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Según Víctor Julio, su hija de 16 años ha ido evolucionando a pesar del dolor. No obstante, los resultados han salido negativos.