La última legislatura de Santos: Columna de Óscar Montes

Comenzó ayer la última legislatura de los dos gobiernos consecutivos de Juan Manuel Santos, quien en su instalación destacó los logros alcanzados en materia de paz con las Farc, aunque ignoró por completo el muy mal estado de la economía y la condición deficitaria que mantienen los frentes sociales, pese a que en algunos sectores específicos, como el de vivienda, son incuestionables las metas alcanzadas.

Pero la gran tarea de los congresistas en la nueva legislatura pasa por los acuerdos firmados entre el Gobierno y las Farc, la implementación de los mismos, luego de su aprobación por parte del Congreso, es la que permitirá hacer el balance final de lo pactado en La Habana, y esa parte de la tarea aún está pendiente por lo menos en 15 leyes que deberán ser tramitadas por el legislativo, entre ellas la llamada Jurisdicción Especial de Paz (JEP), que todavía tiene discusiones pendientes en comisiones y plenarias para quedar en firme.

El Gobierno debe saber que sacar adelante la iniciativa no será nada fácil, pues el Congreso tendrá que someter a discusión todo él articulado de las iniciativas, como lo determinó la Corte Constitucional, en lugar de buscar su aprobación en bloque, como venía ocurriendo por cuenta del llamado Fast Tracks.

A ello hay que sumarle que será una "legislatura electoral", es decir que el interés de los congresistas está más centrado en buscar su reelección el próximo año o en elegir a un nuevo Presidente de la República, que en aprobar las iniciativas de un gobierno que tiene el "sol a sus espaldas", con un mandatario cuya aprobación apenas supera el 12 por ciento. En otras palabras, estar al lado  de Santos en estos momentos en muy mal negocio en materia electoral.

El Ejecutivo deberá emplearse a fondo si quiere sacar adelante sus proyectos, pues ni siquiera la llamada Unidad Nacional, que en el pasado le garantizó la aprobación de muchas iniciativas, está en condiciones de garantizarle el pleno respaldo. 

De hecho, de la Unidad Nacional queda muy poco: el partido de La U navega a la deriva en busca de directores y candidatos presidenciales, Cambio Radical esta jugado de lleno con su jefe natural y futuro candidato presidencial, Germán Vargas Lleras; el conservatismo tiene una mano en el oficialismo y otra en la oposición; el liberalismo, quiere defender la paz en la plaza pública pero si tener que pagar el costo político de una negociación con muy poco respaldo popular; los verdes no dejan de gritarle a Santos que es corrupto en todo menos en su negociación con las Farc.

En fin, la legislatura que empezó ayer, navegará en aguas tormentosas y con vientos en contra, lo que podría comprometer su futuro, justo en momentos en que más se requiere de dejar en firme los acuerdos de La Habana.

Las directivas del Congreso, presididas por el senador conservador barranquillero, Efraín Cepeda, quien tendrá dos vicepresidentes costeños, hecho inédito en la historia del Congreso, deberán tener mucho manejo, mucha paciencia y mucho arrojo a la hora de someter los proyectos a la discusión y aprobación por parte de sus colegas. De ello dependerá, en buena medida, el éxito o el fracaso de la nueva Legislatura.

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