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No podremos evitar un estallido social si llega a ocurrir: Henrique Capriles

El líder opositor Henrique Capriles aseguró que van “a defender la Constitución”, luego de que se prohibieran las manifestaciones frente al CNE.

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BLU Radio, Henrique Capriles / Foto: Blu Radio

La oposición venezolana se manifestó en las calles dentro de su estrategia de presión por un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, poniendo a prueba una vez más su poder de convocatoria en medio del creciente malestar social.

 

Acogiendo un llamado del excandidato presidencial Henrique Capriles, unos 300 opositores se concentraban frente a una corte del este de Caracas para rechazar una decisión judicial que restringe las protestas frente a las sedes del Consejo Nacional Electoral (CNE), ante el cual se tramita el revocatorio.

 

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Capriles convocó a manifestaciones ante los tribunales en una veintena de ciudades. En la capital, policías y militares con equipos antimotines aumentaron su presencia en dos vías de acceso al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).

 

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“No tocó ir al Tribunal Supremo porque somos gente seria y hoy entregaremos un escrito y lo vamos a consignar acá en la Corte Segunda donde estamos porque ellos emitieron la sentencia que prohíbe marchar”, manifestó Capriles.

 

Dijo que el propósito de la oposición no solo es sacar a Nicolás Maduro de la Presidencia sino a todos “los corruptos que hay en el Gobierno”.

 

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“Acá creen que nos vamos a quedar callado pero se van a quedar con la ganas porque ahora es que vamos a denunciar. No solo es sacar a Maduro es a la cuerda de corruptos que hay”, añadió.

 

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Incluso, advirtió: “no queremos que ocurra un estallido social pero no podremos evitarlo si llega a ocurrir”.

 

El tribunal ante el cual se desarrollaba esa movilización ordenó a la fuerza pública resguardar las instalaciones del CNE de "protestas no autorizadas", al fallar a favor de un recurso de trabajadores de esa entidad, que según la oposición es controlada por el gobierno.

 

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Ondeando una bandera grande de Venezuela, los manifestantes exhibían carteles con mensajes que denuncian la grave escasez de alimentos y medicinas.

 

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Durante mayo, los partidarios de la MUD -que controla el Parlamento- intentaron dos veces sin éxito marchar hacia la sede central del CNE en Caracas, al ser bloqueados por piquetes policiales y militares, desatándose escaramuzas.

 

Su objetivo era exigir al CNE no dilatar la revisión de unas firmas entregadas el 2 de mayo para activar el referendo, primer paso de un largo y complejo proceso para revocar a Maduro. Esa fase culminará el 2 de junio.

 

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"Este conflicto no va a ser lo que diga Maduro, o lo que diga la MUD, será lo que diga el pueblo. Por eso estamos clamando por la convocatoria del revocatorio, porque queremos una solución construida con los votos del pueblo y no un desenlace con la sangre del pueblo", afirmó Torrealba.

 

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Las movilizaciones son consideradas por la MUD su principal arma de presión para la consulta destinada a sacar del poder a Maduro, elegido por seis años hasta 2019, y quien considera "inviable" el mecanismo.

 

"La única alternativa que tiene la oposición para presionar por el referendo es la manifestación pacífica de calle, junto con la presión internacional", dijo a la AFP el politólogo Héctor Briceño.

 

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La marcha del 11 de mayo reunió a un millar de personas, y una semana después el número se duplicó.

 

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Estas modestas cifras llaman la atención considerando que siete de cada diez venezolanos favorece un cambio de gobierno, según la firma Datanális.

 

Briceño explica que tras 17 años en el poder el chavismo ha logrado controlar las movilizaciones.

 

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Además, especialmente en los sectores populares, está presente el 'Caracazo', un sangriento estallido social ocurrido en 1989 que según el analista se ha convertido en un "muro de contención".

 

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"La gente puede pensar que es más viable salir del gobierno por una vía política y no mediante una confrontación con el Ejército donde éste los va a aplastar", indicó la analista Raquel Gamus.

 

En contraste con la escasa participación en las marchas, la MUD asegura haber recaudado 1,8 millones de firmas en apenas cinco días para pedir la activación del revocatorio, una cifra nueve veces superior a lo exigido.

 

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Las movilizaciones se producen en un contexto de malestar social por el desabastecimiento y una inflación proyectada en 700% por el FMI para 2016.

 

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A ello se suman los cortes cotidianos de luz y agua, y la criminalidad.

 

Según el Observatorio de Conflictividad Social, en los últimos cuatro meses se registraron unas 2.000 pequeñas protestas, la cuarta parte en reclamo de alimentos. También, 166 saqueos o intentos de saqueo a comercios.

 

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Briceño ve una convergencia progresiva entre la protesta política y las demandas sociales.

 

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El oficialismo descarta que este año pueda celebrarse el revocatorio, señalando que los plazos legales no lo permiten.

 

"Este año es imposible", advirtió el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, quien asegura que la MUD lo sabe pero insiste para justificar una escalada violenta cuando el CNE cierre la puerta.

 

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Si la consulta se realiza después del 10 de enero de 2017, cuando se cumplen cuatro años del período presidencial, y Maduro pierde, los dos años restantes los completará el vicepresidente, designado por el jefe de Estado. Si se hace este año, y el chavismo es derrotado, habrá nuevas elecciones.

 

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Justificado en la ofensiva para interrumpir su mandato y en una "amenaza" de intervención extranjera, Maduro decretó el estado de excepción el 13 de mayo.

 

Y ha advertido con declarar la conmoción interior -lo que implicaría restricción de libertades civiles- si "se desataran hechos golpistas violentos".

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