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El juez que se enfrentó a los verdugos de la masacre de Mapiripán

Desde el exilio, el juez que se enfrentó a quienes perpetraron la masacre de Mapiripán en julio de 1997 habla en El Radar.

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BLU Radio. Mapiripan / Foto: BLU Radio

Uno de los hitos más dolorosos del conflicto armado en Colombia es la masacre de Mapiripán, el desembarco de paramilitares que con apoyo de algunos integrantes del Ejército Nacional se desplazaron desde la zona del Urabá hacia la vereda La Cooperativa y el municipio de Mapiripán, para iniciar una serie de controles, sentar posición, en hechos ocurridos entre el 15 y 20 de julio de 1997.

 

Esta masacre se ha convertido en el primer hecho vinculado al conflicto armado que tiene una incidencia directa en lo que podrá ser, en los próximos meses, la aplicación de la Jurisdicción Especial de Paz para algunos integrantes del Ejército, condenados por estos hechos, como el general Jaime Humberto Uscátegui, quien recientemente recuperó su libertad bajo la JEP.

 

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Pero en esa historia hay una cantidad de versiones y distorsiones sobre lo que ocurrió realmente en la matanza, entre otras enrarecido por la aparición de falsas víctimas que de alguna forma han señalado dificultades durante el proceso y han servido para que algunos sectores digan que prácticamente la masacre no se cometió.

 

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20 años después de la masacre, Leonardo Iván Cortés, quien en la época se desempeñaba como juez promiscuo de Mapiripán, habló desde el exilio para los micrófonos de El Radar de Blu Radio y contó qué lo llevó a escapar del país mientras en función de su cargo enfrentó a los verdugos de su pueblo.

 

“El exilio equivale a prisión, la vida de los refugiados no es plenamente en libertad”, contó Cortés, quien reveló que tuvo que escapar al exilio porque tuvo “la desgracia de ser el juez de Mapiripán para la época en el que Ejército de Colombia y los paramilitares del gobierno colombiano decidieron perpetrar la masacre conjuntamente.” 

 
“Yo durante la masacre los denuncié como pude ante la Procuraduría delegada para los Derechos Humanos, ante la Fiscalía delegada para los Derechos Humanos, la Cruz Roja Internacional y, lógicamente, los del Tribunal Superior de Villavicencio”. 
 
Cortés recordó que días antes de la masacre la zona era declarada de las Farc, “el comando de Policía había sido acabado en combates con la guerrilla y no existía comando de Policía. Sin embargo, las autoridades del municipio de Mapiripán tratábamos de hacer nuestras funciones, cada cual en su puesto de trabajo, el caso mío, del juez”.
 
Incluso, dijo que pocos días antes “se rumoraba que era el Ejército, pero, ya cuando llegaron a Mapiripán pues eran ambos, Ejército y los paramilitares conjuntamente. Entonces, para que se movilice toda esa cantidad de militares y paramilitares, que eran más de 250, 300, con material de guerra, no era para asustar o matar dos o tres, como dicen otras personas, incluyendo el general Uscátegui”.
 
Dice que diferenciaba a “los paramilitares porque portaban un camuflado, la diferencia eran las insignias de las Autodefensas Unidas de Colombia y el AK 45. Los del Ejército se les notaba el uniforme pero sin los apellidos y sin insignias ni del Ejército ni mucho menos de los paramilitares y portaban pistola mil nueve milímetros”.
 
Sobre el general Uscátegui, quien dijo en BLU Radio que no hubo disparos en Mapiripán, pues los muertos que fueron muchos menos a los que en principio se comentó y fallecieron víctimas de ataque con arma blanca, en sus palabras, dijo Cortés que “el general Uscátegui no puede decir como si fuera testigo de quiénes fueron a Mapiripán y cómo fueron armados, pero a él simplemente le llegaban los informes. Él estaba al mando, así él diga que no, él estaba al mando”.
 
“Yo investigué eso después en el exilio y sí él estaba al mando, luego arreglaron las cuestiones de la página web, de la séptima brigada y trataron de decir que él no estaba al mando, pero sí él estaba al mando”.
 
“Él estaba en Villavicencio y precisamente, mi esposa que era telefonista contactó con él varias veces (…) Esa libertad, es una libertad política que obedece a un pacto entre el gobierno colombiano, la guerrilla entregada de las Farc y los militares, es un pacto político, pero no jurídico”. 
 
Añadió que “entre Mapiripán y La Cooperativa, aproximadamente fueron 26 (víctimas) y que yo haya podido reconocer de Mapiripán, cuatro, más algunos que conocía con alias allá en La Cooperativa. En total fueron 26 que sí fueron llevados al matadero, los de Mapiripán. Los paramilitares, un grupo de limpieza de ellos, un tal King Kong de raza negra, era el jefe de ese grupo de limpieza, los degollaban, los incineraban y luego los tiraban al río”.
 
En medio de su dolor por el recuerdo latente de días que marcaron su vida, Leonardo Cortés añade que “cuando muere gente pobre no interesa, al Gobierno no le interesa, pero de todas formas sí hubo gente de la Fiscalía que investigó y que detectó que no habían sido los tres muertos que dice el general Uscátegui”.
 
Finalmente, señaló que al general Uscátegui le achaca “el delito de cobardía porque no hizo nada y así no tuviera mando, como después le arreglaron las cosas a él allá y en el Gobierno, tenía que haber informado a alguien y máximo que él tenía contacto con el batallón web, Joaquín Carparí, con Orozco y los demás militares y la base militar estadounidense”.
 
“Lo que se sabe es que la masacre de Mapiripán fue un operativo militar del Ejército de Colombia con los Paramilitares del Gobierno Colombiano, como dice Salvatori Mancuzo lo confesó, que ellos trabajaban para el Gobierno colombiano”, finalizó.

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