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La cuenta regresiva de una inminente paz

Estas próximas semanas serán cruciales para que el país se encamine hacia la paz después de más de cinco décadas de violencia.

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Foto: AFP
ADALBERTO ROQUE/AFP

Colombia celebró por todo lo alto la firma de un acuerdo de alto el fuego sin precedentes entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc. Pero aún deben superarse varias etapas claves antes del fin de un conflicto armado de más de medio siglo.

 

El acuerdo firmado el jueves establece las condiciones del fin al conflicto, último obstáculo para un pacto definitivo de paz con las Farc, principal y más antigua guerrilla del país, después de tres años y medio de arduas negociaciones en la capital cubana.

 

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Pero también estas próximas semanas serán cruciales para que el país se encamine hacia la paz después de más de cinco décadas de violencia.

 

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El conflicto armado colombiano ha enfrentado a guerrillas, paramilitares y agentes del Estado, dejando un saldo de 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y 6,9 millones de desplazados.

 

Según fuentes de la Presidencia, el primer paso lo debe dar la Corte Constitucional, que examina, a pedido del Gobierno, la legalidad de un plebiscito para refrendar un futuro pacto final de paz con las Farc a través de un plebiscito.

 

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Ambas partes se comprometieron a respetar la decisión del alto tribunal, pero el interrogante es qué pasaría si los colombianos rechazaran en un plebiscito lo firmado.

 

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La canciller María Ángela Holguín dijo este viernes a la radio Caracol que el gobierno espera un pronunciamiento de la Corte "hacia los primeros días de julio".

 

El siguiente paso es la firma oficial del acuerdo final con las Farc, una guerrilla marxista nacida en 1964 de un levantamiento campesino.

 

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El presidente Santos mencionó la fecha del 20 de julio, simbólica por ser fiesta nacional en Colombia, pero esto aún está pendiente de confirmación.

 

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"Quedan algunos puntos por negociar, pero parece evidente después de la firma de ayer que pronto habrá un acuerdo final", señaló a la AFP Arlene Tickner, profesora de relaciones internacionales en la Universidad de los Andes en Bogotá.

 

Quizá el desafío más importante es lograr el desarme de las Farc, un proceso que se deberá completar en 180 días, tras la firma del acuerdo, y que será monitoreado por la Organización de la Naciones Unidas (ONU).

 

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Los cerca de 7.000 combatientes de las Farc se concentrarán progresivamente en 23 zonas de desmovilización y ocho campamentos.  (Vea también: El proceso de paz no tiene vuelta atrás: Raúl Castro).

 

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"180 días parece un tiempo relativamente corto", advirtió Tickner.

 

Una serie de ratificaciones deben sucederse de aquí a septiembre-octubre para que el acuerdo final de paz se convierta en ley.

 

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Si el plebiscito tiene luz verde de la Corte y gana el "Sí", lo acordado debe pasar al Congreso y luego ser revisado por el mismo alto tribunal, para que finalmente sea promulgado como ley por el presidente Santos.

 

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Una vez superadas estas etapas, el Estado colombiano podrá considerarse en paz con las FARC, y dedicarse de lleno a las conversaciones anunciadas con el segundo grupo rebelde del país, el ELN.

 

Pero aunque el desarme con las Farc se haga realidad, no será fácil tampoco cumplir con el resto de los puntos del acuerdo de paz (seguridad de los exguerrilleros, instalación de tribunales de paz, reforma agraria, lucha contra el tráfico de drogas).

 

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Según Holguín, ahora lo más importante es establecer "cómo va a ser esa reintegración en lo político, social, económico" de las Farc, uno de los principales componentes en suspenso en los diálogos.

 

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Para las Farc, las bandas criminales surgidas tras la desmovilización de milicias irregulares de extrema derecha hace una década, que la guerrilla combatió y que sigue llamando "paramilitares", son un riesgo en este proceso.

 

"El paramilitarismo es la principal amenaza que se cierne sobre los acuerdos. Si no logramos desmantelar o desmontar esas estructuras, este proceso de paz puede fracasar", advirtió a periodistas en Cuba el negociador guerrillero Pablo Catatumbo.

 

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