Esta semana se conoció la historia del joven Xiao Wang, quien cuando tenía 17 años fue demasiado lejos en su intención de recaudar dinero para comprarse el último modelo de iPhone y un iPad.
En medio de sus difíciles medios económicos tomó una decisión que le costó su salud: vendió uno de sus riñones. Por internet consiguió que le pagaran la suma 3.500 dólares, pero luego empezó a ver las verdaderas consecuencias de su riesgosa transacción.
Luego de someterse a la extracción de su órgano en un hospital militar de Chenzhou, China, realizada en medio de un trato entre traficantes de órganos y médicos del lugar, comenzó a padecer insuficiencia renal y una infección por las deficientes y poco aptas condiciones en que fue operado.
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Ahora, siete años después de la peligrosa intervención, Wang se encuentra postrado en cama y según reseñaron medios chinos, vive de ayudas sociales.
Tras una investigación y posterior juicio por parte de las autoridades chinas, la familia recibió una indemnización de 225.000 dólares, pero el daño causado a su organismo es irreparable y necesita diálisis constantemente.
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