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Ahora sí se firma la paz con las Farc: editorial de Ley del Montes

Editorial de Óscar Montes en Vive Barranquilla.

218451_Óscar Montes. Foto: bluradio.com
Óscar Montes. Foto: bluradio.com

La escena que presenciarán hoy millones de personas en todo el mundo –incluyendo, claro, a Colombia- es la más esperada en la historia reciente del país. O –al menos- en los últimos 52 años, que es lo que hace que nacieron las Farc como  grupo guerrillero, en Marquetalia, Tolima.
Dicha escena no es otra que la firma del Acuerdo Final de la Paz entre el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el jefe máximo de las Farc, Rodrigo Londoño Echeverri, Alias “Timochenko”.
El primero de ellos firmará a nombre de más de 40 millones de colombianos y el segundo lo hará jefe de la organización guerrillera más antigua del mundo. De esta forma quedará protocolizada la desaparición de las Farc como grupo insurgente y el surgimiento de una organización política que buscará el poder, no por las armas, sino por los votos, como corresponde a todo sistema democrático.
A partir de esta tarde, cuando se firme el Acuerdo Final de Paz entre el Gobierno y las Farc en la Patio de Banderas del Centro de Convenciones de Cartagena, los colombianos tendrán en sus manos, mediante el voto, poder definir el destino político del hasta hoy grupo guerrillero. Es decir, la guerrilla de las Farc ha dejado de existir.
La perseverancia, el arrojo y la paciencia del presidente Juan Manuel Santos, quien apostó su lugar en la historia al éxito de la negociación y se jugó buena parte de su capital político en los diálogos de La Habana, hizo posible que la pesadilla de las Farc como grupo guerrillero llegue a su fin.
No se trata –como han reconocido propios y extraños- del logro de la paz para Colombia. Es el fin de la negociación con las Farc, que permitió desactivar al más poderoso de los agentes perturbadores del orden público en el país. Y eso no es poco. Todo lo contrario: es un gran paso en la búsqueda de la reconciliación entre todos los colombianos, algo que cinco décadas atrás parecía muy lejano.
El reto para las partes es enorme. El Gobierno deberá hacer grandes esfuerzos para que todos los compromisos adquiridos en La Habana se cumplan, entre ellos los que requieren de la destinación de multimillonarios recursos económicos. Las Farc deberán cumplir el compromiso de decir de una vez y para siempre, adiós a las armas, que significa poner fin a la larga cadena de delitos que por décadas cometieron.
Sólo el cumplimiento de dichos compromisos nos permitirá a los colombianos -¡por fin!- poder vivir en paz.
 

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