¡Cuidemos el Malecón! Columna de Óscar Montes

El mantenimiento de las obras públicas, que se levantan con mucho esfuerzo por parte de la comunidad que paga de forma cumplida sus impuestos, es tan importante como su propia construcción. De nada sirve poner al servicio de la ciudad una obra si no se garantiza su buen estado.

Por ello es muy importante garantizar los recursos tanto para su diseño y elaboración como para su sostenimiento.

Al comenzar el Año Nuevo han circulado en las redes sociales y en algunos medios locales unas imágenes que muestran el estado lamentable en que se encontraría algún sector del Malecón del Río Magdalena, una de las obras más importantes y ambiciosas que ha puesto al servicio de la comunidad la actual administración distrital, aunque todavía falta un gran porcentaje para su culminación. La obra en su totalidad abarca un poco más de cinco kilómetros.

Las imágenes muestran el deterioro de los baños del Malecón. Algunos visitantes también expresaron su inconformidad y malestar por estado en que se encontrarían dichos sanitarios.

La Administración Distrital, que ha sido muy diligente tanto en la gestión de los recursos, como en la construcción del Malecón, debe tomar atenta nota de estas denuncias y proceder con los correctivos del caso para evitar que uno de los símbolos de la nueva Barranquilla se deteriore mucho antes de su culminación.

Pero el llamado es también a la comunidad para que cuide el Malecón y se apropie de todo su entorno. Ni el Malecón, ni el Río Magdalena, se pueden convertir en una especie de basurero a cielo abierto a donde una grupo de inadaptados arrojan sus desperdicios.

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El Malecón se convertirá en uno de los orgullos de los barranquilleros dentro de unos años, pero para ello es necesario cuidarlo y mantenerlo en buen estado.

Y la responsabilidad para que ello ocurra es de doble vía: por una parte la Administración Distrital que debe garantizar los recursos tanto para su culminación, como para su mantenimiento, y por otra la comunidad, que debe apropiarse de ella y por consiguiente debe cuidarla y preservarla. 

Sobre esto último, una buena forma de cuidar el Malecón es denunciando a aquellos antisociales que pretenden convertirlo en una nueva cloaca de la ciudad. Al Malecón hay que cuidarlo como si fuera una de nuestras joyas más apreciadas, que ya lo es.