"Culto al lucrativo negocio del armamentismo": editorial de Ley del Montes
Editorial de Óscar Montes en Vive Barranquilla.
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Como para demostrar que el mundo está perdiendo la cordura y la sensatez, el Congreso de Estados Unidos acaba de hundir por enésima vez una iniciativa que pretendía la verificación de los antecedentes psiquiátricos y judiciales de los compradores de armas en ese país. La decisión la tomó ocho días después de la masacre de 49 personas en una discoteca frecuentada por homosexuales en Orlando, Florida.
Actos criminales como el ocurrido en Orlando se suceden con frecuencia en un país que no solo rinde culto al armamentismo, sino que convirtió la fabricación y venta de armas en uno de sus más lucrativos negocios.
Y es que de eso se trata todo: de no tocar el negocio que les deja miles de millones de dólares a cientos de estadounidenses, incluyendo –claro- a los congresistas que son financiados por la poderosísima e intocable Asociación Nacional del Rifle, una organización creada en 1871, que promueve y defiende el derecho a poseer armas, tanto para la defensa personal, como para su uso recreativo.
Es la Asociación Nacional del Rifle la mano que mece la cuna. Gracias a ella todas las iniciativas que en Estados Unidos apuntan a acabar con la venta de armas de forma indiscriminada y sin ningún tipo de control, se estrellan siempre con la enorme muralla que dicha Asociación –una especie de club privado con más de 5 millones de socios- levantó a lo largo y ancho del país.
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La Asociación Nacional del Rifle financia abiertamente a congresistas que llegan al Senado o a la Cámara de Estados Unidos, única y exclusivamente a defender el derecho que asiste a los estadounidenses a adquirir armas, como compran hamburguesas. La situación es tan absurda que hasta quienes son sospechosos de tener vínculos con organizaciones terroristas pueden comprar rifles y fusiles sin ningún tipo de restricción.
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El argumento que esgrimen quienes hacen parte de la Asociación Nacional del Rifle en Estados Unidos es que la Segunda Enmienda de la Constitución de su país reconoce el derecho de poseer y portar armas, pues de esta forma protegen su libertad y la de su familia. “El derecho de la población a mantener y portar armas no será infringido”, dice uno de los apartes de la Segunda Enmienda.
Por eso es que en un país de más de 300 millones de habitantes, hay más de 300 millones de armas en manos de particulares. Y esa es la razón –sobre todo- que le permite al más lunático de los lunáticos de Estados Unidos comprar cualquier arma y descargar su ira y su odio contra personas inocentes, como ocurrió en Orlando, Florida. Ya es hora de que alguien ponga fin a semejante disparate.