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Gobierno y ELN, ¿y después de la prórroga qué?

El panelista Óscar Montes habló sobre el paso a seguir luego del cese bilateral del fuego entre el Gobierno y el ELN.

296895_Blu Radio/ Panelista de BLU Radio Barranquilla, Óscar Montes. Foto: Cortesía
Blu Radio/ Panelista de BLU Radio Barranquilla, Óscar Montes. Foto: Cortesía

La prórroga del cese bilateral del fuego entre el Gobierno y el ELN es, sin duda, una muy buena noticia.

Significa, ante todo, la expresión de la voluntad de las partes de seguir negociando la desmovilización y reinserción a la vida civil de esa organización guerrillera, lo que se traduciría en la desactivación de uno de los principales frentes de violencia del país en los últimos 50 años.
Negociar con el ELN resulta mucho más complejo que hacerlo con las Farc.

Se trata de una organización insurgente carente de un mando unificado y con plenos poderes, como sí ocurría con las Farc. En el ELN los frentes son mucho más autónomos y cualquier decisión que se tome requiere de una "consulta previa" con todos los frentes, lo que termina "empantanando y eternizando" las decisiones.

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La autonomía y la consulta previa, por ejemplo, llevaron a que el frente del Chocó asesinara a un gobernador indígena y luego justificara su muerte como producto de su intención de fugarse, algo que quedó desvirtuado.

La investigación interna se llevó varias semanas y ello produjo la suspensión temporal de la mesa de negociación de Quito.

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La llegada de Gustavo Bell a la jefatura del equipo negociador del gobierno sirve para oxigenar a una delegación que se encontraba desgastada y con poco maniobrabilidad política, como lo admitió Juan Camilo Restrepo, antecesor del ex vicepresidente y ex ministro de Defensa.

En estos momentos, una vez superado el escollo de la prórroga del cese bilateral del fuego, el problema no es la falta de voluntad política.

Es la falta de tiempo. Al gobierno de Juan Manuel Santos le quedan siete meses y en ese tiempo es prácticamente imposible llevar a cabo una negociación consistente y sólida con el ELN.

Difícil hacer en siete meses lo que no se hizo en ocho años. Si la negociación con las Farc, que duró cuatro años, salió "chueca", ¿cómo podría salir la que se haga con el ELN en siete meses, bajo la presión de un calendario electoral y con un presidente con un nivel de desprestigio muy alto?

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Por lo pronto, que se prorrogue el cese bilateral del fuego es una muy buena noticia y merece ser destacada.

Sobre la suerte final de la negociación con el ELN nada está escrito y es mucho lo que está por escribirse.

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