La temida lista de útiles escolares: editorial de Óscar Montes

Conozco una familia que por estos días está prestando plata al veinte por ciento para tener con qué comprarle la lista de útiles del colegio a sus hijos. Así de triste y dramática es la situación de cientos de miles de padres en todo el país que no saben qué hacer para poder disponer de unos buenos pesos que les permitan comprar la interminable lista de libros y útiles escolares que por estos días les está llegando a sus casas.

"Tendré que endeudarme con un paga diario", me confesó afligido y resignado uno de ellos.

La temida lista se ha convertido en el peor dolor de cabeza para los padres de familia, quienes deben pagar -literalmente- los abusos y las arbitrariedades de muchos colegios inescrupulosos, cuyos dueños y directivos creen que ellos bajan la plata de los árboles o que todos se han ganado el Baloto.

En la intimidante lista figura de todo. Desde los consabidos libros, cuyos precios se resultan impagables para los asalariados; hasta útiles que son tan inservibles como caros.

Ve uno a los padres angustiados, sudando frío y con la mirada perdida en el horizonte pensando de dónde carajos van a sacar esa cantidad de dinero para adquirir los útiles escolares de sus hijos, pues educarlos se ha vuelto un serio problema. No hay plata que alcance, ni bolsillo que resista.

Ahora tienen -además- que incluir el IVA a varios de los útiles, lo que terminó por encarecer aún más los productos.

¿Quién mete en cintura a esos colegios abusadores? ¿Quién o quiénes les pide cuentas? ¿No hay en el país una autoridad capaz de acabar con ese lucrativo negocio que han montado alrededor de la venta de los libros escolares?

¿Dónde están las asociaciones de padres de familia para que denuncien las mafias que han montado directivos de colegios con sus familiares, designados como los únicos autorizados para vender los útiles que los menores necesitan?

La Educación terminó convertida en un muy buen negocio en Colombia y buena parte de ello tiene que ver con las "listas de útiles escolares", que ninguna autoridad vigila y que atenta contra las finanzas de los padres de familia.

Desde hace muchos años los libros dejaron de "heredarse" entre los hermanos, pues ahora el negocio consiste en el carácter desechable de los textos, de manera que los que sirvieron para educar al mayor de la familia quedan inutilizados de un año para otro. 

Así las cosas, qué bueno sería que las autoridades competentes pongan fin a los abusos por parte de algunos colegios. Ya está bueno de tanta vagabundería. Que los responsables asuman las consecuencias de sus actos y las autoridades acaben con ese lucrativo negocio.