Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reciba notificaciones de Blu Radio para tener las principales noticias de Colombia y el mundo.
No activar
Activar

Publicidad

"Lluvias de Septiembre": editorial de Ley del Montes septiembre 16

Editorial de Óscar Montes en Vive Barranquilla.

210848_Foto: bluradio.com
Foto: bluradio.com

Llegan las lluvias con sus arroyos desbordados y con esos cielos ruidosos y centelleantes. Llegan también esas lluvias amorosas que obligan a los novios a guarecerse mientras escampa y ellos se prometen un cielo eterno. Llegan esas lluvias repelentes y groseras que te obligan a correr para no empaparte ese traje blanco que luces altiva. Hay lluvias que caen de repente y así desaparecen, como aquellos amores fugaces que hoy nadie recuerda. Hay lluvias que dejan huellas que no se pueden borrar. Lluvias que perduran para siempre, porque te laceran y te marcan de por vida.
Hay lluvias en Abril y ahora en Septiembre, como esta que empezó con ese cielo brumoso de las cuatro de la tarde, que Lola anunció que venía por la Murillo. Aquí está golpeando los cristales con sus gotas gruesas, espesas y pesadas. Aquí está la lluvia de Septiembre formando arroyos que se deslizan por la ciudad como serpientes iracundas que engullen todo lo que encuentran a su paso. Serpientes turbias y pestilentes, como algunas conciencias de notables dirigentes.
Hay lluvias melancólicas que te hacen soñar con barriletes, con bolas de trapo, con barcos de papel que se pierden arrastrados por la corriente. Lluvias melancólicas de libros mojados y uniformes empapados. Lluvias tan tristes que te hacen llorar. Lluvias alegres que te hacen brincar en una pata, mientras ríes sin ninguna razón aparente. Hay lluvias melodiosas que te duermen. Las hay también aquellas que te desvelan por cuenta de una gota impertinente.
Hay lluvias que son bienvenidas, después de un fuerte verano. Fíjate que con las primeras gotas el matarratón del patio reverdece. Escucha bien el trinar de los canarios y de los toches guarecidos bajo las sombras de los almendros. Miras esa luna hermosa que se refleja en tus ojos de mirada ausente.
Y hay lluvias malditas que arrastran con las casas de zinc que levanta el pobre con el sudor de su frente. Lluvias desalmadas que se ensañan en Abril y en Septiembre con aquellos que se mueren de hambre mientras llueve. Lluvias indolentes que parecen reír con el llanto de la gente. Lluvias inclementes que destrozan todo lo del pobre que se les atraviese.
Y después que pasan esas lluvias inclementes llegan ellos a ofrecer casas nuevas, con estufas y neveras para seguir engañando a tantas personas inocentes. ¿Tú les crees? Yo no. Por mí que se larguen para siempre.
 

  • Publicidad