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Los impolutos de Santos y Uribe: editorial de Ley del Montes

Editorial de Óscar Montes en Vive Barranquila

271468_BLU Radio Óscar Montes. Foto: bluradio.com
BLU Radio Óscar Montes. Foto: bluradio.com

La palabra de moda en Colombia es Impoluto, usada con entonado acento por el presidente Juan Manuel Santos y por su antecesor, Álvaro Uribe. Impoluto significa "completamente limpio o carente de mancha". Uno de sus sinónimos más usados es el de Inmaculado. Es decir, cuando afirmamos que algo o alguien es impoluto lo que pretendemos decir es que en realidad se trata de una persona Inmaculada, alguien que no tiene mácula alguna.

 

Por cuenta del escándalo de Odebrecht, en Colombia impoluto va a terminar significando exactamente lo contrario de lo que dice la Real Academia de la Lengua Española que significa. Es decir, en Colombia ser impoluto significa ser objeto de cuestionamientos, reparos o señalamientos. Mejor dicho: en Colombia las impolutas son aquellas personas que tienen manchas. Al ritmo que vamos, ser impoluto terminará por convertirse en una ofensa: "Más impoluto serás tú", oiremos decir en medio de una trifulca.

 

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Para el ex presidente Uribe, su ex viceministro de Transporte, Gabriel García Morales, es una persona impoluta. Pues este impoluto reconoció ante la Fiscalía General que recibió sobornos por más de 4 millones de dólares por parte de Odebrecht, una multinacional que -según quienes adjudicaron el contrato de navegabilidad del río Magdalena- también era una empresa impoluta. Es decir, Odebrecht en Colombia negoció con funcionarios impolutos iguales que sus directivos.

 

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El presidente Santos -para no ser menos impoluto que Uribe- también sacó a relucir a dos de sus funcionarios impolutos: las ex ministras Cecilia Álvarez y Gina Parody, cuyos nombres también aparecen relacionados en el escándalo de los sobornos de Odebrecht, por cuenta de la construcción de un tramo de la vía Ocaña-Gamarra, Cesar. Dicho trayecto habría beneficiado a la familia de la ex ministra de Educación y por consiguiente a su pareja, la entonces ministra de Transporte, Cecilia Álvarez. Dice Santos que Álvarez y Parody sí son impolutas, no como García, el impoluto de Uribe.

 

¿Quién es más impoluto? Nadie lo sabe, hasta el momento. Es posible que en la búsqueda de la respuesta a esa pregunta a algún colombiano se le ocurre inventar el "impolutómetro", que no es nada distinto a un aparato que nos servirá para medir el grado de "impolutez" de cada funcionario. Ojalá que a la hora de medirla no se equivoque y termine midiendo el grado de "estupidez" de todos y cada uno de ellos. Aunque no estaría mal y aprovechara para medir ambas cosas, puede que la diferencia entre ellas no sea mucha.

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