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¿Votar SI a cambio de obras? ¿Así es la cosa?: editorial de Ley del Montes

Editorial de Óscar Montes en Vive Barranquilla, a propósito de frase dicha por el presidente santos en visita a Barranquilla.

214946_Foto: bluradio.com
Foto: bluradio.com

En su reciente visita a Barranquilla -el pasado viernes- el presidente de la República, Juan Manuel Santos, pidió respaldar masivamente el SI en el Plebiscito de la Paz, porque de esta manera habrá más inversión para la ciudad, a la que comparó con una novia a la que le pide votos a cambio de obras. (Lea también Santos promete a Barranquilla más presupuesto e inversiones si apoyan plebiscito)
El pronunciamiento presidencial -en plena campaña tanto por el SI como por el NO- generó gran controversia no sólo en Barranquilla, sino en todo el país, pues hay quienes consideran que Santos con sus declaraciones no contribuye a elevar el nivel del debate, en el que se requiere una buena dosis de prudencia y plenas garantías para todos los colombianos, incluyendo a quienes promueven de forma legítima el NO en la votación del próximo 2 de Octubre.
El Presidente Santos –por su investidura y por encarnar la unidad nacional- está llamado a dar ejemplo de prudencia y de cordura, no solo en el uso del lenguaje, sino en su comportamiento como mandatario de todos los colombianos, incluyendo a quienes se oponen al SI.
En su intervención en Barranquilla, Santos se dejó llevar por la emoción del momento y tuvo una salida en falso. El Presidente de la República –definido por él mismo como “el hombre que maneja la chequera”- no puede condicionar la realización de obras a cambio del respaldo al SI en el Plebiscito de la Paz que se avecina.
Ese tipo de declaraciones no sólo no contribuyen a aclimatar la reconciliación entre los colombianos, sino que se prestan para reafirmar la estigmatización que se tiene en el país –especialmente en Bogotá- sobre el comportamiento electoral de los hombres y mujeres de la Región Caribe.
En efecto, desde hace ya mucho tiempo se nos señala de forma generalizada y caricaturizada a quienes votamos en esta zona del país de “vender nuestro voto”, mediante prácticas perversas y antidemocráticas, como el clientelismo y la politiquería.
¿El hecho de que algunos electores incurran en esas prácticas nefandas nos hace responsables a todos los costeños, hasta el punto de ser objeto de constantes burlas y señalamientos? ¿La corrupción política es sólo un pecado de quienes tenemos el placer de vivir a orillas del Mar Caribe? ¿Acaso en Bogotá no hay prácticas clientelistas?
Sobre las declaraciones del Presidente habría que preguntarse: ¿Qué diferencia hay entre “ustedes me dan su voto y yo les hago obras”, con la de “ustedes me dan su voto y yo les regalo láminas de zinc y bultos de cemento”? ¿Es  mejor la oferta de Santos que la de los politiqueros en épocas de elecciones?
El debate está abierto y es bueno que así sea. El Presidente tendrá que entender que la promoción del SI exige más pedagogía y menos arengas. Igual quienes defienden el NO deberán entender que las descalificaciones y ofensas tampoco contribuyen a la sana controversia que se requiere en este momento trascendental de nuestra historia. De ellos depende si hacemos un debate con altura o nos enfrascamos en una pelea de verduleras, con el perdón de las verduleras.
 

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