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Caicedonia, el municipio en el Valle del Cauca donde la empanada tiene su monumento

La idea nació de cuatro amigos y fue hecha por un cerrajero donde le agradecen a la ‘delicia dorada’ por ayudar al progreso de la región.

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Foto: Suministrada a BLU Radio

Dicen que en Caicedonia, norte del Valle del Cauca, la empanada es tratada como una reina a la cual no se le cierran nunca las puertas y es la primera en entrar a cualquier evento social.

Afirman, además, que es la primera en llegar y la última en irse, pues gracias a ella las sonrisas moldean las caras de quien se atreve a acariciarla y llenan de brillo los labios de quien la muerde.

 

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La han visto en visto en todos los lugares. Desde un velorio, la kermés para pavimentar una calle, afuera de las eucaristías y hasta en los lugares más distinguidos de la sociedad pues no discrimina a nadie y con todos se las lleva bien.

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Ante esto, y como una gran muestra de cariño, cuatro amigos, a inicios del 2005, decidieron erguir un monumento a su más adorada compañera,

a quien vieron crecer de la mano de su municipio.

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Se trata de Alberto Villa Vélez, un reconocido líder de la región; el médico Edilberto Ramírez de la Pava; Gabriel Echeverri Isaza, un comerciante de fármacos y Pedro Nel Pinzón un teniente de bomberos quienes, después de charlar por horas, decidieron hacer el homenaje.

Y es que a la empanada también la han visto bailando de la mano de un rumbero, acompañando charlas de seriedad entre comerciantes,

cuadrando disputas entre familias y hasta rompiendo el hielo en reuniones incómodas que no faltan en la vida diaria.

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Tras la seria conversación, los cuatro amigos decidieron contratar a don Tulio Agudelo, un cerrajero y ornamentalista metalúrgico caicedonense que se dio a la tarea de darle forma a la idea con una lámina, un tubo y trapos de la más fina calidad que le dieron la consistencia a ‘la reina de la región’.

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Fueron horas de trabajo entre don Tulio y su hijo Marco donde no faltó el sudor mientras echaban regla, lápiz, soldadura, segueta y pintura hasta que vieron finalizada su obra maestra que tuvo un costo final de $300.000 pesos.

 

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Dorada como siempre, y con la forma de la luna cuando apenas está preparándose para estar ‘llena’, a la empanada la quieren desde los niños más pequeños hasta los abuelos más experimentados quienes la bañan con ají hecho con limón, cilantro, cebolla larga y tomate picado.

El alago a la ‘mona’ más querida de Caicedonia fue instalado en el parque recreacional del municipio, muy cerca a los cultivos de café que son cargados por viejos yipetos marca Willis.

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Hasta allí, y solo por verla a ella, han llegado cientos de curiosos, extranjeros y personajes de todo el país que no aguantan la gana de abrazarla y tomarse una foto con ella.

En su base la acompaña una leyenda creada por el médico Edilberto Ramírez de la Pava y que inspira lo que muchos piensan antes de adquirirla en cualquier vitrina alumbrada por un bombillo.

"Amarillísima y amadísima empanada; serás nuestra pasión, porque te comimos, te comemos y siempre te comeremos".

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Ya con 13 años de instalado, el monumento no deja de brillar en Caicedonia donde aman a la empanada por acompañar con su sazón a los estómagos más exigentes y donde le dan las gracias por ser la representante más elegante que tienen en cada reunión pues nunca es ajena a participar por humilde o elegante que sea.

 

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