Hasta hace 15 años un sector de San Gil se oponía a la construcción de la vía porque temían que se desviara todo el tráfico afectando el turístico. Sin embargo, a raíz de la tragedia ocurrida el 5 de enero, hay unanimidad en sus habitantes para exigir que la obra se ejecute lo antes posible.
Frente a la discusión de la ruta, hay varias aristas que se han planteado. En la conocida carrera primera de San Gil se suele desviar el tráfico cuando se forman cuellos de botella en el puente Rojas Pinilla. Sin embargo, la carrera primera sigue estando dentro del casco urbano.
La variante de San Gil ya tiene diseños en fase 3 realizados por la unión temporal Los Comuneros.
Los diseños plantean que el corredor sería de 9.7 kilómetros que desviaría el tráfico en el sector La Paloblanca, en sentido Bucaramanga-San Gil. En esa zona hay vías que ya existen del mismo diseño y contempla un tramo de la carretera San Gil-Barichara, la construcción de un puente sobre el río Fonce y el tráfico pesado que va en sentido Bucaramanga-San Gil saldría cerca del ramal de Pinchote.
En su momento, el precio de la variante era de $110 mil millones. Sin embargo, el gobernador de Santander manifiesta que por los nuevos costos la obra podría llegar a los $150 mil millones.
“Nosotros estaríamos dispuestos a cofinanciar porque la obra por concesión se demora por lo menos dos años y nosotros la necesitamos”, señaló Didier Tavera.
Según los habitantes, el primer accidente ocurrido en el barrio Ragoneti en San Gil hace muchos años y marcó el hito de la historia de esta tragedia ocurrida el 5 de enero pasado, pues en ese entonces también se quedó sin frenos una tractomula y se estrelló contra otros automotores.
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