Una pequeña escuelita a la que asisten los niños de la vereda El Diviso, en el municipio de San Andrés, Santande, estuvo a punto de ser cerrada por la Gobernación departamental pues solo asistían dos estudiantes a clases. Sin embargo, la llegada de cuatro menores venezolanos salvaron del cierre a la institución.
El docente de esa vereda, Wilmer Bautista, relató para BLU radio la situación en la vereda.
“Los venezolanos no solo salvaron la escuela también lo hicieron con el sector, la tierras quedaban solas debido a que la gente estaba migrando a pueblos y ciudades”, explicó.
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El educador señaló que en 2017 tenían matriculados cuatro niños, de los cuales, dos finalizaron sus estudios de primaria y tuvieron que irse para continuar con el bachillerato.
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“Al final del año pasado llegaron dos niños de El Cerrito, y para 2018 llegaron cuatro niños venezolanos, gracias a eso pudimos salvar la escuela, es mucho mejor ver a ocho niños felices jugando que solo a dos”, manifestó Bautista.
Las familias que llegaron a la vereda son colombo – venezolanas “esperamos que, así como ellos, las personas que se han ido vuelvan a su tierra”, expresó.
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Quienes todavía siguen en la vereda El Diviso, esperan con ilusión que continúe poblándose el sector rural y de esta manera surjan oportunidades de progreso.
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