-Delimitación del páramo de Santurbán:
Luego de que el Tribunal Administrativo de Santander extendiera el plazo para que el Gobierno Nacional entregue la delimitación del Páramo de Santurbán en julio de 2019, el ministro de Ambiente, Ricardo Lozano, anunció que el proceso de socialización se iniciará el año entrante.
El jefe de la cartera explicó en Bucaramanga que con los ochos meses de prórroga que se otorgaron se podrá garantizar el proceso de participación ciudadana.
Por tanto, el ministerio tiene hasta el próximo 16 de julio de 2019 para entregar la delimitación.
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El páramo de Santurbán tiene injerencia en 20 municipios de Norte de Santander y ocho de Santander, siendo Vetas, Tona, Mutiscua y Silos los municipios con mayor porcentaje de sus territorios que hace parte de dicho ecosistema.
-Emergencias por el invierno en Santander:
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Tres hechos enlutaron el departamento durante el año 2018 a raíz de la fuerte ola invernal que azotó a Santander.
El 6 de mayo un menor de 9 años y su padre de 30 murieron en el sector de Curos, en la vía que de Piedecuesta conduce a San Gil al ser arrastrados por la creciente súbita de la quebrada Pailitas, que arrasó con otros 8 vehículos y dejó 15 personas más heridas.
Dos días después y también por la ola invernal que azotó a Santander, tres personas más murieron al quedar atrapadas en un deslizamiento de tierra registrado en la vía que de Bucaramanga conduce a Pamplona.
En la noche del jueves 26 de julio, las fuertes lluvias dejaron en San Gil un niño de ocho años muerto, cinco menores heridos y otros cerca de 20 ciudadanos lesionados, así como muros caídos, alcantarillas colapsadas y vehículos afectados.
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En Barrancabermeja 9 personas, entre ellas 5 menores, murieron al ser sepultados por un deslizamiento registrado en el asentamiento humano Altos de Bellavista el 21 de octubre.
Al siguiente día, la vicepresidenta de la República, Marta Lucía Ramírez, llegó al lugar de los hechos, atendió a los damnificados y aseguró que“la tragedia fue culpa de los urbanizadores piratas”.
Ver también: Los personajes de Santander en 2018
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-Emergencia ambiental en La Lizama:
En el mes de mazo ocurrió la más grande emergencia ambiental registrada en el Magdalena Medio. El hecho, que se prolongó por un mes, ocurrió en el pozo Lizama 158, ubicado en el corregimiento La Fortuna de Barrancabermeja.
El derrame del crudo dejó como saldo 21, más de 3 mil árboles afectados; cerca de 2.000 animales muertos y por lo menos 24 kilómetros de afluente contaminados y según Ecopetrol, todo obedeció a el abandono del pozo.
La ONU luego de un estudio realizado en el Magdalena Medio afirmó que los daños ambientales podrían recuperarse en 2 años, mientras que el Ministerio de Ambiente señaló que tardaría una década.
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-El polémico puente Hisgaura:
Inició como una muy buena noticia tanto para el departamento como para el país, pues sería el puente colgante más grande de latinoamericana, pero pasado unos meses esta infraestructura empezó a presentar ondulaciones generando dudas sobre la seguridad de transitar sobre él, pasaron meses para que el fondo de adaptación, el Invias y la empresa contratista Sacyr se pusieran de acuerdo para realizar las pruebas de carga que determinarían si es seguro o no.
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Para la primera semana de diciembre se decidió sería el tiempo para realizar la prueba de carga, que según la empresa contratista Sacyr, los resultados fueron positivos. Ahora se espera a que la obra sea entregada al departamento y los santandereanos, colombianos y extranjeros puedan disfrutar de esta megaobra y comprobar si al transitar por él pueden sentir o no las ondulaciones.
-La masiva presencia de venezolanos:
En lo corrido del año más de 20.000 migrantes venezolanos ingresaron a Santander. Estas personas llegaron a tomar algunos parques de la ciudad bonita como su nuevo hogar.
En un principio tras la crisis presentada en el vecino país, los colombianos recibieron con los brazos abiertos a los venezolanos, muchos de ellos brindándoles un techo donde dormir y otros dándoles trabajo, pasado un tiempo esto comenzó a generar algunas incomodidades en los santandereanos, porque por contratarlos a ellos no contrataban mano de obra regional y a esto se le suma que el pago para ellos era menos.
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La imagen de los venezolanos también se vio opacada por algunos pocos que ocasionaron algunos delitos, generando enojo e indignación de los santandereanos que de buena fe le brindaban ayuda y ellos respondían de esta manera.
Hoy a pesar de esta situación aún hay migrantes tratando de sobrevivir el día a día, subiéndose a los buses, pidiendo limosnas en los semáforos, rapeando con un bafle bajo su brazo también hay personas de buen corazón que les siguen brindando ayudas a estas personas, como un hogar, una comida al día o una moneda.
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