Sin duda alguna uno de los goles más difíciles de hacer en el fútbol es el denominado olímpico, son escasos y la destreza para realizarlos solo pertenece a algunos privilegiados que gracias a su remate pueden marcar desde el tiro de esquina.
Antes de entrar en materia, primero lo primero: ¿qué es un gol olímpico? De acuerdo con la descripción general ampliamente aceptada en el mundo, trata del tanto anotado directamente desde un tiro de esquina sin que nadie toque el balón en su trayecto al arco.
Pero si hacer un gol olímpico resulta toda una proeza, imagínese hacer cuatro… y todos ellos en el mismo estadio y desde cada una de las esquinas. Parece surrealista, pero existe un caso: el del alemán Bernd Nickel.
Nickel, o "Doktor Hammer" como lo apodaron por la precisión en sus tiros directos, se destacó en el Eintracht Frankfurt desde la década del 60. En ese club anotó 141 goles en 426 partidos. Cuatro de esos tantos fueron olímpicos en el Waldstadion.
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El primero se lo hizo al legendario Sepp Maier en el recordado 6-0 sobre el Bayern Múnich el 22 de noviembre de 1975; el segundo se registró el 19 de abril de 1980 ante el Kasiserlautern; el tercero lo anotó el 14 de noviembre de 1981 frente al Werder Bremen, y el último el 15 de mayo de 1982 en el 4-0 contra Fortuna Düsseldorf.
#OnThisDay in 1980, Eagles legend Bernd #Nickel scored directly from a corner, much to the delight of the Waldstadion crowd. 🙌
— Eintracht Frankfurt (@eintracht_us) April 19, 2020
For your viewing pleasure, here are all four of Nickel's "Olympic" goals. ⛳️➡️🥅
––––––#SGEagles #StayHome pic.twitter.com/utu6Kyv4Rq
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La estrecha relación de los goles olímpicos con Colombia
La FIFA reseña en su portal que uno de los jugadores “más endiablados ejecutores de tiros de esquina fue el argentino Juan Ernesto ‘Cococho’ Álvarez”.
En sus seis temporadas en Colombia marcó ocho goles olímpicos, e incluso en agosto del año 1976, ante el Cúcuta Deportivo, anotó dos en el mismo partido.
Para terminar, hay que recordar que el único gol olímpico en una Copa Mundial fue de un colombiano: Marcos Coll, que en paz descanse, ante la leyenda rusa Lev Yashin en Chile 1962.
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