de Israel, que hubiera podido cambiar el rumbo del conflicto con los palestinos si el destino le hubiera dado tiempo.
El estado de salud de Sharon, convertido en un vegetal a raíz de un ataque cerebral el 4 de enero de 2006, se había deteriorado mucho tras una intervención quirúrgica. Así lo había comunicado a principios de mes el hospital de Tel Hashomer, cerca de Tel Aviv, en el que estaba ingresado.
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Nacido el 26 de febrero de 1928 en la Palestina bajo mandato británico, fue la mano derecha del fundador histórico de la derecha nacionalista, Menahem Begin, que accedió al poder en 1977, antes de revolucionar el panorama político israelí.
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Como ningún otro dirigente, este hombre con reputación de "halcón" puso en entredicho su sueño del "Gran Israel" al ordenar la evacuación de la franja de Gaza, en 2005, tras 38 años de ocupación. Nadie hasta entonces se había atrevido a tocar la política de la colonización para desmantelar asentamientos.
Lo más sorprendente es que había sido el paladín de la colonización. Pero llegó a la conclusión de que Israel tenía que renunciar a mantener todos los territorios conquistados en la guerra de 1967 si quería seguir siendo un "Estado judío y democrático".
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Algunas decisiones suscitaron el odio de los palestinos, el oprobio de la comunidad internacional y vivas críticas en Israel. Pero con su retirada de Gaza, le llovieron los elogios.
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Antes había sido un jefe de guerra implacable.
Cuando era ministro de Defensa, Israel se enfrascó en 1982 en una interminable y desastrosa invasión del Líbano para tratar de expulsar a Yaser Arafat, el dirigente histórico palestino.
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Una investigación oficial lo declaró culpable de no haber previsto ni impedido las masacres perpetradas en los campos de refugiados de Sabra y Chatila en septiembre de 1982 por una milicia cristiana aliada a Israel. Tuvo que dimitir.
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Sharon, un personaje impetuoso y tenaz, con un físico imponente y un humor mordaz, poco cuidadoso con la financiación de sus campañas electorales, dio un portazo en noviembre de 2005 al Likud, para crear el partido centrista Kadima, mientras proyectaba otras retiradas de Cisjordania.
Nacido en una familia originaria de Bielorrusia, Ariel Sharon mostró durante su dilatada carrera en el ejército, que inició a los 17 años y donde fue herido en dos ocasiones, un gusto por los métodos expeditivos.
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Al frente de la unidad 101 de los comandos y después de las unidades de paracaidistas, lanzó operativos de castigo: el más sangriento se saldó en 1953 con la muerte de cerca de sesenta civiles en la localidad palestina de Kibia.
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En 1969, este amante de la mano dura debilitó por mucho tiempo la resistencia palestina en Gaza con operativos de comandos.
Durante la guerra de octubre de 1973, volvió a demostrar sus capacidades militares al atravesar el canal de Suez y rodear al ejército egipcio con una audaz maniobra.
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El 28 de septiembre de 2000, su visita a la explanada de las Mezquitas en Jerusalén este, tercer lugar santo del islam, avivó la indignación. Al día siguiente estalló la segunda Intifada.
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Pero Sharon sólo vio en ello una batallita de una "guerra de 100 años" contra el sionismo e Israel. Con la promesa de aplastar la revuelta palestina, fue elegido triunfalmente primer ministro el 6 de febrero de 2001 y reelegido en loor de multitudes el 28 de enero de 2003.
Quería separarse de los palestinos, pero según las condiciones de Israel. Esa era la misión histórica que esperaba llevar a cabo.
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Después de su ataque cerebral, el antiguo "hombre fuerte" de Israel ha ido cayendo poco a poco en el olvido, atado a su cama de hospital y velado por su familia. Su nombre sólo aparecía de vez en cuando en la prensa.
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Pero este sábado, al conocerse la noticia de su muerte, el jefe de gobierno israelí Benjamin Netanyahu afirmó que su memoria vivirá "para siempre en el corazón de la nación".
Con AFP