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"Si yo lo dejaba, él se quedaba solo": médico de Maradona insiste en su inocencia

Leopoldo Luque reiteró que no es responsable en la muerte de Diego Maradona.

Leopoldo Luque, médico de Maradona
Leopoldo Luque, médico de Maradona
Foto: AFP

El neurocirujano Leopoldo Luque, médico personal y principal encargado de la atención de Diego Maradona, rechazará responsabilidad en la internación domiciliaria previa a la muerte de la leyenda del fútbol mundial, cuando declare este lunes ante la Fiscalía argentina.

El neurocirujano "va a explicar que él no estuvo a cargo de la internación domiciliaria", que se decidió para la recuperación del célebre futbolista luego de una cirugía por un hematoma en la cabeza, dijo el abogado defensor, Julio Rivas. "No veo ninguna responsabilidad ni en (la psiquiatra) Agustina (Cosachov) ni en Leo (Luque)", añadió durante un breve aparte de la audiencia ante la fiscalía de San Isidro, en las afueras de Buenos Aires.

Vestido de blazer y corbata y con lentes oscuros, Luque, de 39 años, ingresó a la sede de la fiscalía hacia las 11H00 locales (14H00 GMT), una hora antes del inicio de la audiencia. El médico no hizo ninguna declaración a la prensa.

Sus abogados entregaron un escrito a los fiscales que deben interrogarlo. "Va a contestar todas las preguntas", aseguró Rivas.

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Luque es el último de un grupo de siete trabajadores de la salud en prestar declaración indagatoria ante la fiscalía. Fue señalado conductor del tratamiento de salud del excampeón mundial en México-1986, junto a la psiquiatra Agustina Cosachov.

Sospechosos de homicidio

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Antes que Luque, ya declararon un enfermero, una enfermera, el superior de ambos, una médica coordinadora de la atención domiciliaria, el psicólogo Carlos Díaz (29 años) y Cosachov (36 años).

Todos son sospechosos de "homicidio simple con dolo eventual", un delito que contempla de 8 a 25 años de cárcel y que supone que alguien eligió no modificar su accionar pese a saber que puede derivar en un desenlace fatal.

De prosperar la acusación, la causa puede demorar varios años en llegar a juicio oral.

"No tengo miedo de ir preso", dijo Luque en una entrevista poco después de iniciada la investigación sobre la muerte de Maradona, de quien se consideró un amigo.

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"Siento orgullo de lo que hice, jamás me despegué de Diego y traté de ayudarlo", afirmó.

"Hice lo que pude"

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Maradona murió el 25 de novioembre de 2020, a los 60 años, de una crisis cardiorrespiratoria, solo y "abandonado a su suerte", tras una "agonía de 12 horas", en su habitación de una residencia alquilada al norte de Buenos Aires, de acuerdo al lapidario informe de un comité de 20 peritos forenses.

"Yo no abandono a nadie. Yo asumo un compromiso y voy hasta donde tenga que ir para ayudar. Si yo lo dejaba a Diego, él se quedaba solo. Si lo dejaba, me cuidaba yo y a mi familia que ahora está sufriendo por esto. Pero yo elegí continuar y ayudar a un paciente que necesitaba ayuda. Fue una elección mía como médico", afirmó Luque en la entrevista.

El neurocirujano había sido contactado tiempo antes para tratar la dificultad para dormir de Maradona, que llevaba años sufriendo problemas de insomnio, por lo que se excedía en el consumo de ansiolíticos y tranquilizantes que a veces combinaba con alcohol, según cercanos.

Exestrella del Barcelona FC y del Napoli de Italia, Maradona se había radicado nuevamente en Argentina en 2019, cuando asumió la dirección técnica de Gimnasia y Esgrima La Plata.

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En el último año, Maradona sufría de depresión por el encierro debido a la pandemia de coronavirus.

Luego de que el 30 de octubre de 2020, en ocasión de su 60 cumpleaños, apareciera en público con muestras de importante deterioro físico, dificultades para hablar y caminar, Luque ordenó su internación.

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Fue cuando le detectaron un hematoma en la cabeza del que fue operado exitosamente en la clínica Olivos.

En esos días, el neurocirujano llamaba la atención con sus apariciones ante la prensa para hacer declaraciones frente a la clínica, enfundado en su chaqueta de cuero y a bordo de una motocicleta.

De la clínica Olivos, Maradona fue llevado a una casa a las afueras de Buenos Aires para proseguir con su recuperación. Allí falleció al cabo de dos semanas.

La residencia carecía del equipamiento médico y comodidades para una internación domiciliaria, según los enfermeros ya indagados.

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