En el aeropuerto José María Córdova, la Policía Antinarcóticos encontró, en una extraña encomienda que iba para Europa, cinco kilos de heroína que estaban camuflados en tres cráneos de yeso y completamente mezclados con el material.
La curiosidad por lo particular de estas calaveras llevó a que la Policía inspeccionara los elementos que, además, estaban cubiertos por una sustancia roja con olor a formol.
Al hacer una perforación en uno de los cráneos, las autoridades encontraron el alucinógeno.
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“Ni los perros antidrogas olfatearon este envío, fue la pericia de un uniformado que lo llevó a utilizar una pequeña broca para hacer una perforación a la altura del hueso temporal de donde salió una sustancia pulverulenta de color beige”, indicó la Policía.
Este cargamento, correspondiente a cerca de 5.000 dosis, tendría un valor de 200.000 euros en el mercado europeo.
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