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Los bloqueos también afectan a los más pobres

Necesitamos equidad y justicia: los bloqueos no ayudan a los más pobres.

 Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: suministrada

Este fin de semana me encontré con varias experiencias que me muestran las dificultades que están generando los bloqueos para las personas más pobres de nuestras ciudades y para los pequeños negocios de nuestros pueblos. En mi viaje a uno de los pueblos de Cundinamarca, me topé con estas situaciones: la persona donde hago el mercado estaba sin productos; la señora que hace una rica cuajada, no pudo hacerla, porque no le había llegado leche; la que cocina unos sabrosos tamales no pudo prepararlos, porque no le llegó pollo. Son personas que no tienen cómo producir y obviamente comienzan a tener muchas más dificultades y carencias que las acostumbradas. Es decir, los bloqueos les están haciendo daño en sus proyectos personales a estas personas pobres y trabajadoras. Es probable que nosotros que vivimos en las ciudades no sintamos esta situación, pero en nuestros pueblos sí que se siente.

Separo claramente el paro y los bloqueos. Entiendo las razones del paro y la necesidad de generar dinámicas distintas a las actuales, que permitan mejores oportunidades a todos, en especial a los que la corrupción y el elitismo han marginado. Pero tengo claro que los bloqueos están dañando las dinámicas de esas mismas personas que están tratando de defender. No podemos caer en las trampas éticas que desde todos los bandos se nos plantean; por ejemplo, no se trata de escoger entre variables igual de dañinas y destructoras. Se trata de construir lo bueno desde nuestras opciones más personales, desde la coherencia y la búsqueda de la realización de los mejores ideales. Cuando miraba a las señoras contándome su situación, pensaba en que el camino elegido para que tengan la mejor opción no es el adecuado. Algunas veces nos olvidamos de esas personas y hablamos de cifras sin rostros.

Necesitamos equidad y justicia, para lo cual se requiere que seamos conscientes, reflexivos y actuemos decididamente por cambiar las rutinas que nos tienen sumidos en toda esta situación de desigualdad. Necesitamos una cotidianidad en la que los privilegios de algunos no bloqueen la realización de los otros, en la que trabajar tenga resultados que permitan a todos superarse, en la que no dejemos que el egoísmo y la avaricia nos empujen a acaparar y dañar a los demás. Estoy convencido que requerimos una transformación que se inicie por cada uno de nosotros y que se note en nuevas maneras de relacionarnos y de construir sociedad.

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Escuche aquí la opinión de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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