Las tres mentiras sobre la agricultura sostenible

La agroecología, o agricultura sostenible, se resume como la aplicación de principios ecológicos a la producción agrícola de alimentos, combustibles, fibras y productos farmacéuticos. (Lea también: ¿Cómo están los colombianos con el consumo sostenible?)

En ese sentido, existen tres mitos sobre esta práctica que los productores de inmensas extensiones de monocultivos han tratado de instaurar.

El primero tiene que ver con que la agroecología, libre de venenos que los consumidores ingerimos sin siquiera sospechar, solo sirve a pequeña escala y que por tanto, supuestamente, sería imposible alimentar así a una población creciente.

Esto es falso, debido a que hay ejemplos claros de cómo se puede lograr una alimentación sana sin agroquímicos, que en muchos casos son cancerígenos y mutagénicos; al mismo tiempo que se incentiva el comercio justo y se produce sin desproteger los recursos naturales.

Otro mito sobre la agroecología dice que esta se contrapone a la ciencia y a la innovación, en otras palabras, insinúa que esta práctica es anticuada y no va de la mano del desarrollo.

Esto también es falso, pues su objetivo es “modernizar” la agricultura mejorando la sostenibilidad de los sistemas agrícolas, situando a los agricultores a la cabeza del proceso de innovación.

Finalmente, el tercer falso mito que se ha tratado de instaurar para proteger los monocultivos y marginar los sistemas de producción que no requieren de prácticas que agotan los suelos, contaminan el agua y envenenan fauna y flora, es que la agroecología es una agricultura de subsistencia incompatible con los mercados.

En contraposición a esto, vale la pena aclarar que la agroecología ofrece buenas perspectivas para aumentar la producción y mejorar la sostenibilidad de la agricultura en zonas marginales y con pocos recursos; incluso puede permitir a los agricultores vender parte de su producción si desean hacerlo.

Además, como se gastan menos en fertilizantes y pesticidas, se puede incluso ahorrar dinero. Así, las explotaciones agroecológicas son relativamente pequeñas, lo cual implica que se adaptan mejor a los mercados de alimentos locales y regionales.

El análisis de 28 estudios de caso de prácticas de gestión “eco-agrícolas” en Asia, África, Sudamérica, América del Norte y Europa ha mostrado los beneficios económicos de estas prácticas, mientras que en otros cinco casos el impacto en los ingresos ha sido neutro, según un estudio desarrollado por OXFAM internacional.