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Así ha evolucionado la lucha contra el chavismo en Venezuela

Con la muerte de Hugo Chávez en 2013 surgió una nueva oportunidad para que opositores llegaran al poder, sin embargo, tras la captura de Leopoldo López la esperanza se esfumó.

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BLU Radio // Crisis Venezuela // Foto: AFP

Las estrategias de la oposición en Venezuela han mutado a lo largo de los años. Empezó compitiendo mano a mano en las urnas, pero con el paso de los años, a medida que el chavismo fue cooptando el poder, las estrategias variaron al punto que ahora se plantea la creación de un Estado paralelo.

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En 1999, cuando Hugo Chávez ganó por primera vez en las urnas, la oposición estaba dividida en varios partidos, tal y como ocurre en Colombia. El primer líder visible de la oposición fue Manuel Antonio Rosales, el primer contendor de Hugo Chávez durante las elecciones presidenciales de 2006.

Después de su derrota, en 2009 huyó a Perú, ante una imputación de la justicia venezolana que la oposición consideró como una persecución del chavismo. Detrás de esa campaña presidencial de los opositores surgió el nombre de Henrique Capriles quien, después de unas elecciones primarias de la oposición, enfrentó a Chávez en las elecciones de 2012. Volvió a ganar con el 54 por ciento de los votos.

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Ya en el cuarto mandato consecutivo del líder chavista se empezó a monopolizar el poder y empezaron a perder legitimidad las elecciones. Para ese entonces ya existía la Mesa de Unidad Nacional, que fue la coalición de todos los partidos de oposición que logró resultados más estrechos en las urnas.

En 2013 murió Hugo Chávez y surgió una nueva oportunidad para que los opositores llegaran al poder. Después de unas primarias entre Leopoldo López y Henrique Capriles, este último volvió a ser el elegido para enfrentar, esta vez, a Nicolás Maduro, que era el encargado de encarnar el chavismo.

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La esperanza se volvió a esfumar, pero en esa oportunidad con un muy estrecho margen de tan sólo el 50,61% de los votos contra el 49,12%. El resultado generó dudas de los ciudadanos ante la falta de credibilidad de la autoridad electoral y salieron a las calles a protestar. Muchas de esas manifestaciones se tornaron violentas y dejaron al menos un centenar de muertos. Esa fue la excusa de la justicia venezolana, cooptada por Maduro, para capturar a Leopoldo López, el hombre que surgía como el nuevo gran líder de la oposición.

Su detención causó un efecto político de rebote que llevó a la oposición a ganar las elecciones legislativas en el año 2015, en las cuales consiguió una mayoría calificada para la conformación de la Asamblea Nacional, que era el contrapeso natural de Nicolás Maduro.

El Jefe de Estado, al ver que la Asamblea se convirtió en un palo en la rueda, movió sus fuerzas chavistas en el Tribunal Supremo de Justicia que, prácticamente, inhabilitó el Parlamento venezolano y dejó sin sustento jurídico todas sus decisiones.

La estrategia de la oposición cambió en ese punto y decidieron abstenerse de presentar candidatos a cualquier elección, porque consideraban que no tenían ninguna oportunidad en las urnas porque la autoridad electoral también había sido cooptada por el chavismo. Esa fue una de las decisiones más difíciles de tomar e incluso generó divisiones entre los líderes opositores.

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Maduro lo aprovechó y convocó a una asamblea nacional constituyente, con el propósito de crear una nueva constitución a su acomodo. Los opositores no presentaron candidatos y como era de esperarse, la totalidad de los asambleístas eran chavistas. Maduro terminó de sepultar a la oposición a punta de decisiones constitucionales.

La Constituyente convocó a unas nuevas elecciones presidenciales en las cuales participó Nicolás Maduro, pero sin un candidato fuerte de oposición. Un ex chavista, que se llama Henry Falcón, se prestó para representar a la oposición, pero sin ninguna posibilidad en las urnas. Finalmente, con una muy baja asistencia en las urnas, volvió a ser elegido Nicolás Maduro Moros.

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Sin embargo, llegó el momento de su posesión, en enero de 2019, y decenas de países de la comunidad internacional y organismos internacionales como la OEA, decidieron desconocer el gobierno de Maduro.

Fue allí cuando la Asamblea Nacional, que hasta entonces no tenía ningún peso ni valor, nombró como presidente interino a Juan Guaidó quien, además de aliviar la crisis humanitaria, tenía como propósito la creación de un Estado paralelo para convocar a unas elecciones “justas y libres” a la luz de la comunidad internacional.

El chavismo cumplió 20 años en el poder, y todavía no es claro si la crisis política, social y económica tendrá alguna salida. Pero los venezolanos, dos décadas después, empezaron a tener una nueva esperanza de que esta vez sí habrá cambios sustanciales en su país.

 

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