Alexéi Navalni, principal crítico de Putin, murió en prisión tras ser envenenado y encarcelado, mientras otros como Boris Nemtsov y Anna Politkóvskaya fueron asesinados por oponerse al régimen.
Oleg Orlov y otros defensores de los derechos humanos son encarcelados por sus posturas críticas, mientras la represión se extiende a los medios independientes como Novaya Gazeta.
Figuras prominentes como Garry Kasparov y Mijaíl Jodorkovski huyen de Rusia para evitar la persecución, encontrando refugio en el extranjero donde continúan su activismo.
La situación se intensifica con acusaciones de "agentes del extranjero" contra disidentes y la disolución de organizaciones como Memorial, reconocida con el Premio Nobel de la Paz.
A pesar de las acusaciones, los responsables de los crímenes contra los opositores gozan de impunidad, negando cualquier vínculo con el Kremlin
La comunidad internacional condena las violaciones de derechos humanos en Rusia y apoya a los opositores, aunque la situación parece empeorar con el tiempo
Los exiliados enfrentan desafíos adicionales, como la persecución legal desde Rusia y el riesgo de ser incluidos en listas de "terroristas y extremistas".
A pesar de la represión, las voces disidentes continúan su lucha por la democracia y los derechos humanos en Rusia, desafiando la autoridad de Putin
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