Los incendios activos, ubicados en el norte de Texas, incluyen el devastador foco conocido como Smokehouse Creek.
Smokehouse Creek ha consumido aproximadamente 435,000 hectáreas y se extiende también a Oklahoma.
Este incendio supera en magnitud al histórico East Amarillo Complex, que arrasó 371,000 hectáreas en 2006.
Otros incendios, como el 687 Reamer, se han fusionado con el de Smokehouse Creek, agravando la situación.
A pesar de los desafíos, se espera que condiciones climáticas favorables ayuden en las labores de extinción.
Las consecuencias incluyen evacuaciones, pérdida de vidas humanas, destrucción de propiedades y afectaciones a los servicios básicos como electricidad y agua.
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