Petro, “permanecerá siempre como una sombra de la actuación de la Procuraduría”, ya que “es inaudito que el propio ciudadano recusado es quien se ha negado a admitirla. Legalmente un funcionario que rechaza la recusación debe remitirla a un superior”.
De Roux puso como ejemplo de lo que viene para Bogotá como “un avión sin piloto” y anticipó crisis e inestabilidad en las entidades del Distrito, además relacionó los efectos de la destitución como “una sombra sobre el proceso de paz”.
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“Pese a los problemas administrativos de la administración (de Petro) lo correcto era la salida democrática”, que el pueblo definiera su permanencia en la Alcaldía, dijo.