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Acuerdo de paz no puede entrar en cuidados intensivos: Timochenko y De La Calle

Tras el fin del conflicto en Colombia, los protagonistas hablaron cuatro años después del cese bilateral en La Habana, que dio paso a la posterior firma.

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Rodrigo Londoño 'Timochenko'_Humberto De La Calle / Foto: AFP

La delegación del gobierno del presidente Juan Manuel Santos y la entonces guerrilla de las Farc declararon el 23 de junio de 2016 el acuerdo de la dejación de armas y el cese bilateral al fuego, dejando atrás más de 50 años de guerra desde que, en Marquetalia, ‘Tirofijo’ encabezó el grupo armado más grande de la historia en Colombia.

“Para que las Farc dejen las armas para siempre”, dijo el presidente Santos en su discurso.

“La transformación de las Farc en un movimiento político legal”, añadió como consigna ‘Timochenko’ ese día.

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Sentados junto a los garantes del proceso de paz, Noruega, Cuba y la veeduría de Ecuador y Chile, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, presidentes de varias naciones, incluido Nicolás Maduro de Venezuela, y una serie de personalidades, se anunció con furor lo que por décadas se intentó lograr con quienes entonces fueron considerados los peores enemigos.

Rodrigo Londoño y Juan Manuel Santos fueron los protagonistas de ese encuentro que posteriormente se refrendó el 2 de octubre, cuando algo más de la mitad de los colombianos votantes le dijeron no a la pregunta “¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?”.

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BLU Radio habló con dos de los protagonistas del hecho histórico para Colombia. De un lado Humberto De la Calle, jefe negociador por parte del gobierno, quien ve el vaso medio lleno, reconociendo avances en la implementación desde ambas partes, pero cuestionando, eso sí, a los dos actores.

“Con toda objetividad y equilibrio, creo que el gobierno actual ha cumplido fundamentalmente en el terreno de la reincorporación, eso me parece que ha rendido sus frutos, hay que reconocerlo. Es un tema que va funcionando, mi preocupación es que algunos temas más estructurales están en el congelador. La genuina reforma rural integral, que implique un cambio en la utilización del suelo en Colombia, que no es un tema con las Farc, que es importante para toda Colombia en términos económicos y de política, social, yo veo eso muy quieto”, dijo De la Calle.

Sin embargo, el Congreso después le dijo sí a una serie de modificaciones planteadas por quienes estuvieron en desacuerdo con que se firmara la paz.

Para Rodrigo Londoño hay muchos vacíos y considera que la implementación es débil por parte del Gobierno, pues señala que, aunque es optimista y no hay intenciones de regresar a las armas, el país debe enrutarse a una reconciliación de verdad.

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“Nos tienen el proceso en un estado casi que de cuidados intensivos. Necesitamos una UCI para el proceso de paz, porque lograron llegar al gobierno, han violado en buena medida la letra y el espíritu que es lo más importante. El espíritu del Acuerdo de Paz. Debemos rescatar ese espíritu que es de reconciliación, de parar las confrontaciones entre hermanos y colombianos y buscar construir una Colombia que nos imaginamos en paz. Soy optimista porque aunque muchos creían que esto no lo íbamos a lograr, lo logramos, muchos creyeron que esto iba a ser un fracaso, pero la práctica demostró lo contrario. Estamos en plena disposición de sacarlo adelante y cumplir lo acordado”, dijo.

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Sobre la frase dicha por Londoño haciendo referencia al estado del acuerdo, De La Calle manifestó que hay elementos preocupantes, y señaló que, de lograrse una coalición en el Congreso distinta a la actual, que pueda eventualmente abrirles paso a las modificaciones unilaterales al acuerdo, sí sería un punto para estar vigilantes.

“Se dice en los pasillos del Congreso que eso podría lograrse con la ayuda de Cambio Radical, pues me parece que ahí sí, en efecto, entraríamos en la necesidad de cuidados intensivos. No soy totalmente pesimista pero sí cauteloso porque todavía hay muchos colombianos que no han comprendido la hoja de ruta que se desprende del final de esa confrontación militar con ese grupo guerrillero”, añadió.

Dejaron las botas y los fusiles, y ‘Timochenko’ señala que el arma es ahora la palabra.

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“El arma que planteamos, que dije con fuerza en Cartagena, es la palabra, esa es nuestra arma, la palabra reforzada, sostenida, la palabra que se sostiene en la verdad y en la razón que nos acompaña en nuestras reclamaciones, y eso no se puede dejar a un lado. Esas banderas que se levantaron en Marquetalia son las que levantamos ahora, que es la tierra, si no se soluciona el problema de la tierra, va a ser muy difícil resolver la violencia. Igualmente, el de la apertura democrática, el de las reformas políticas para dar espacio a los partidos alternativos”, agregó.

Pasaron cuatro años ya, el 7 de agosto de 2018, Iván Duque se posesionó como presidente de la República, con el aval del Centro Democrático y una postura negativa a lo que había pasado en medio de los diálogos, con el compromiso de cumplir lo pactado, pero con muchas querellas y discrepancias, incluso, con algunos intentos de modificaciones.

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Aunque han sido varios los discursos en pro y en contra, lo cierto es que más de 13.000 alzados en armas dejaron sus fusiles, se concentraron en zonas veredales, luego en espacios de capacitación y reincorporaciones; hoy muchos de ellos han salido a la legalidad, a seguir sus vidas a través de proyectos productivos y otras formas en las que la guerra quedó atrás. Sin embargo, aún ha quedado en el ambiente la incertidumbre porque se implementen los diferentes puntos.

Más de 200 excombatientes asesinados ha sido la mayor preocupación de los firmantes del acuerdo. Las trabas al acceso a la tierra y un vacío frente a las garantías de reincorporación con seguridad han estado presentes de un lado, mientras que de otro, ha habido una constante desazón por el alzamiento en armas de las llamadas disidencias y el zarpazo de aquel episodio en el que jefes de la exguerrilla como ‘Iván Márquez’, ‘Jesús Santrich’, ‘El Paisa’, entre otros, decidieron aparecer nuevamente en los montes anunciando una nueva lucha armada.

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Pero aún con eso, la mayoría de los firmantes siguieron convencidos de la necesidad de creer en la implementación. Se lograron curules en el Congreso, las pasadas elecciones locales dejaron alcaldes, concejales y otros cargos políticos municipales a miembros del ahora partido Farc, o como le llama Rodrigo Londoño, máximo jefe, “el partido de la rosa”.

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La creación del tribunal de paz, la JEP, la escucha que se ha tenido de quienes hicieron parte del conflicto armado en Colombia y su proceso como jurisdicción transitoria tras la firma, ha sido objeto de reconocimiento mundial y se ha generado confianza internacional como apoyo a la garantía de verdad, justicia, reparación y no repetición.

De otro lado, De la Calle manifestó que la reforma política está “congelada y olvidada”, añadiendo que además de una actitud omisiva por parte del Gobierno, en general es un desinterés de la clase política, pues considera que no hay mayor interés en cambios. Pero también habló sobre la JEP.

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“Ha venido marchando, ha tomado decisiones correctas, sin embargo, sigue pesando la idea del Centro Democrático, al parecer no compartida por el gobierno de introducir reformas unilaterales, lo cual me parece no solo inviable sino un error histórico tremendo. Lo que necesitamos es una justicia, en la que concurran todos los responsables y donde brille la verdad”, agregó el exjefe negociador.

Por parte del Gobierno Nacional, el sistema y la inversión de recursos, que aún con críticas ha logrado dar una mano a la reincorporación a través de proyectos como los PDET, el acercamiento de las partes y la labor de entidades como la Comisión de la Verdad, la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas, la articulación de la Unidad de Víctimas y las distintas secciones de la JEP, han sido motivo para seguir creyendo, pese a un recrudecimiento de acciones delictivas por parte de otros grupos armados al margen de la leycomo grupos paramilitares, disidencias y el mismo ELN, con quien se inició un intento de diálogo pero no prosperó.

Sin embargo, las críticas y cuestionamientos también fueron dirigidos al partido Farc.

“Desde mi óptica, veo que la mayoría están convencidos de continuar implementando el acuerdo de paz. Lo que pasó con ‘Márquez’ y ‘Santrich’ fue una traición a lo pactado y tienen que afrontar las consecuencias. Están por fuera de todo acuerdo y naturalmente que el estado colombiano tiene la potestad y sobre todo la obligación de actuar frente a personas que simplemente se han colocado al margen de la ley”, dijo De la Calle.

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“Me parece que todavía falta en el campo de la contrición, de enviar el mensaje de que lo que ocurrió en Colombia no debió haber ocurrido. La comparecencia a la JEP a veces es demasiado tenue, creo que las víctimas quieren saber de manera concreta sobre responsabilidad en secuestros, extorsiones y reclutamiento de menores; y en segundo lugar, estamos en la nebulosa en el tema delos bienes que Farc debe entregar para la reparación. Hay unas cifras de la Fiscalía anterior, las Farc sostiene que son incorrectas”, agregó.

Según Emilio Archila, alto consejero para la estabilización, la implementación se ha ido desarrollando desde diferentes frentes, convencido en la seguridad de los firmantes como uno de los pilares de la entidad que dirige, y el interés de aportar a quienes fueron víctimas del conflicto en las zonas rurales de Colombia y la activación económica en el sentido agropecuario y con el objetivo de materializar los programas de desarrollo con enfoque territorial.

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Concluyó Londoño enviando un mensaje para que la comunidad internacional siga acompañando la implementación y desde afuera, se exijan garantías, pues considera que lo más grave es que a los excombatientes los están matando, y dice que no es momento de que el partido Farc se quede solo en medio de la situación que se vive actualmente, no solo con los firmantes del acuerdo, sino con quienes alzan su voz y son violentados: Líderes sociales, defensores de derechos humanos y del ambiente y de aquellos que dice “están sumidos en situaciones complejas en un solo fenómeno de violencia”.

 

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