ADR hace millonaria inversión en insumos para familias agrícolas del Cesar y la Guajira
La inversión, gestionada por la Agencia de Desarrollo Rural (ADR), supera los $18.800 millones de pesos y busca impulsar la productividad agrícola y ganadera.
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El 21 de agosto de 2025 marcó un punto de inflexión para más de 1.500 campesinos e indígenas del Cesar y La Guajira, quienes fueron beneficiados con la entrega de maquinaria, insumos agropecuarios y semovientes. La inversión, gestionada por la Agencia de Desarrollo Rural (ADR), supera los $18.800 millones de pesos y busca impulsar la productividad agrícola y ganadera en regiones históricamente afectadas por la pobreza rural y la limitada presencia estatal.
El acto de entrega se llevó a cabo en el coliseo Julio César Monsalvo de Valledupar, donde productores de distintos municipios recibieron más de 300 unidades de maquinaria agrícola, herramientas, insumos y 160 bovinos. La iniciativa forma parte de un paquete de programas orientados a mejorar las condiciones de producción y comercialización de las comunidades rurales en el Caribe colombiano.
La dotación incluye tractores, equipos de labranza y sistemas de riego, elementos clave para enfrentar uno de los principales desafíos del campo colombiano: la baja mecanización. De acuerdo con cifras del Departamento Nacional de Planeación (DNP), el 74% de los pequeños productores del país no cuenta con maquinaria propia, lo que afecta directamente la eficiencia y la rentabilidad de sus cultivos.
Además, los semovientes entregados, de doble propósito (carne y leche), buscan fortalecer la base genética de los hatos ganaderos y fomentar modelos productivos más sostenibles. En un contexto de variabilidad climática y aumento de los costos de insumos, esta inversión puede representar una vía de adaptación frente a las nuevas condiciones del mercado agropecuario.
Una parte significativa del programa está dirigida a pueblos indígenas de la región. La comunidad Yukpa, asentada en el municipio de Codazzi, recibió apoyo para el establecimiento de 30 hectáreas de cacao bajo un modelo agroforestal, lo que permite conservar parte del ecosistema local y diversificar fuentes de ingreso.
Por su parte, las comunidades arhuacas de Pueblo Bello y Valledupar fueron beneficiadas con insumos para fortalecer la producción de panela y compost. Según lo establecido en la Resolución 354 del 24 de julio de 2025, se destinarán recursos para infraestructura básica y asistencia técnica con el fin de asegurar la autonomía alimentaria y avanzar hacia modelos de producción más autosostenibles.
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Calixto Suárez Villafañe, vocero de la comunidad arhuaca, afirmó que alrededor de 10.000 personas se beneficiarán de este proyecto. “Ya tenemos el terreno y la aprobación. Confiamos en que la producción de panela será una fuente estable de ingresos para nuestras familias”, aseguró.
Aunque la entrega de activos productivos representa un avance para los beneficiarios, diversos expertos coinciden en que la sostenibilidad de estos programas dependerá de su articulación con otras políticas públicas. El investigador Germán Palacio, del Instituto de Estudios Ambientales de la Universidad Nacional, ha advertido que sin acompañamiento técnico continuo, acceso a mercados y conectividad vial, estos esfuerzos pueden diluirse con el tiempo.
En efecto, el 56% de los municipios del Caribe colombiano presenta limitaciones graves en infraestructura rural, según el Ministerio de Agricultura. La falta de vías terciarias, centros de acopio y cadenas logísticas eficientes sigue siendo una barrera para los productores a pequeña escala, quienes enfrentan mayores costos de comercialización.
La Agencia de Desarrollo Rural ha señalado que estos proyectos contarán con asistencia técnica durante su ejecución. No obstante, organizaciones campesinas de la región han pedido mayor participación en la planeación y monitoreo de las iniciativas, con el objetivo de asegurar que las inversiones respondan a las necesidades reales del territorio.
Con esta entrega, se avanza en un proceso de fortalecimiento de capacidades locales que, de sostenerse en el tiempo, podría contribuir a disminuir brechas históricas en el campo. Sin embargo, el éxito dependerá de factores estructurales aún pendientes: acceso a crédito rural, seguridad jurídica sobre la tierra y condiciones de comercialización justas. El desafío no es solo entregar maquinaria, sino garantizar que se use en condiciones que permitan transformar efectivamente las realidades rurales.
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