ahorrar energía.
Pero este no es el único impuesto excéntrico en el mundo. En Arkansas, por ejemplo, los usuarios de servicios como los tatuajes o los piercing deben pagar un 6% extra de impuestos. En California, si compra fruta fresca en una máquina debe pagar un 33 por ciento de más.
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En Dinamarca o Irlanda se están planteando la posibilidad de poner un impuesto a las flatulencias de las vacas, porque de acuerdo con la FAO el 18% de los gases de efecto invernadero provienen del ganado doméstico.
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En Japón el economista Takuro Morinaga sugirió hace poco que los hombres guapos y solteros deberían pagar el doble de impuestos que los menos agraciados. Así se acabarían los problemas de natalidad que sufre esta nación.