Al menos 500.000 personas salieron a las calles de las principales ciudades de Colombia para expresar su descontento con el Gobierno de Gustavo Petro, marcando la mayor manifestación durante su mandato.
Las marchas fueron convocadas por un grupo de organizaciones médicas, partidos de oposición, fuerzas políticas de centro y antiguos aliados de izquierda, todos con diferentes críticas hacia las políticas del presidente Petro.
Los manifestantes rechazaron varios proyectos del presidente Petro, incluyendo sus propuestas para estatizar la salud, convocar una Asamblea Nacional Constituyente y las negociaciones de paz con grupos armados que no han cesado la violencia.
Con una desaprobación del 60 %, el presidente Petro ha perdido apoyo tanto en el Congreso como en la opinión pública, donde su popularidad ha disminuido notablemente.
Las protestas se extendieron por todo el país, con concentraciones significativas en Cali, Medellín y Barranquilla, donde los manifestantes exigían la salida de Petro del Gobierno.
Uno de los proyectos más controvertidos del presidente Petro es la reforma del sistema de salud, que ha generado polarización y preocupación entre la población.
Los detractores del presidente Petro cuestionan su política de "Paz Total", argumentando que las negociaciones con grupos armados no han logrado detener la violencia ni cumplir con lo pactado.
Las protestas coinciden con una crisis hídrica en Bogotá, con más de 10 millones de personas afectadas por el racionamiento de agua, lo que ha exacerbado el malestar social.
El presidente Petro ordenó medidas para ahorrar agua y energía, lo que algunos críticos interpretaron como un intento de contrarrestar las protestas y debilitar su convocatoria.
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