Sin la posibilidad de transportar pasajeros de pie y con la mitad de los asientos vacíos, como una de las principales restricciones para evitar los contagios de COVID-19, el transporte público colectivo en Barranquilla sigue siendo uno de los más golpeados por la pandemia.
Según explicó el director ejecutivo de Analtra, Giovanny Ramos, con una reducción del 70% de su operación, entre 400 y 700 buses de los 3.000 que conforman el parque automotor, han dejado de circular por pérdidas y deserción de conductores.
"Aproximadamente unos $25.000 millones mensuales y, a la fecha, unos $125.000 millones. El número de pasajeros que transportamos no es suficiente para el costo operativo de cada vehículo. Tenemos un déficit de unos 80 pasajeros", sostuvo Ramos.
Auxilios, líneas de crédito y la destinación del 85% de los fondos recaudados para la modernización de los vehículos, son las soluciones propuestas por el gremio para salvar la operación del transporte público en Barranquilla.
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"Desde enero de 2019 se ha venido haciendo un recaudo de $60 pesos por pasajero para una modernización del transporte: cámaras, sistematización de tarjetas, etc. Hoy pedimos que un 85% de esos recursos, se destinen para auxiliar las operaciones del transporte público colectivo", finalizó el directivo.
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