y ofició una gigantesca misa al borde del mar para tres millones de personas.
"Marcho con el alma llena de recuerdos felices (...) En este momento comienzo a sentir un inicio de 'saudade' (nostalgia) de Brasil, este pueblo tan grande y de gran corazón", dijo el pontífice argentino antes de partir.
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El primer papa latinoamericano aprovechó sus siete días en Brasil, el país con más católicos del mundo, para pedir a jóvenes de 170 países que "saquen la Iglesia a la calle", "armen lío" en las diócesis, exijan cambios y salgan "sin miedo a evangelizar".
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También aprovechó para pedir a obispos latinoamericanos que "amen la pobreza" y no se comporten como "príncipes", que pierdan el temor a involucrarse en temas sociales y que reconquisten a los fieles que se fueron hacia iglesias evangélicas o abandonaron toda religión.
Con AFP