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En Icononzo, excombatientes de Farc se preparan para su primera Navidad sin armas

Quebradas, vacas, caballos, cultivos de plátano y de café son la antesala del lugar en donde excombatientes de las Farc están rehaciendo su vida.

A un poco más de una hora de Icononzo, y tras andar por una vía angosta y con altibajos, Blu Radio llegó al Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación Antonio Nariño.
 

 
Al ingreso crearon un centro de memoria “Campamento de la memoria fariana” donde reposan los uniformes usados en la guerra, pero ahora  los porta una pareja de maniquís. Justo a un lado hay un tablero con frases en inglés que aprenden excombatientes que se sientan en cuatro tablas de madera. 
 
Luego se aprecian las casas blancas con tejas naranjas, algunas fachadas llevan la imagen de Alfonso Cano, el Che Guevara o de Fidel Castro.
 
Justo al lado de una planta de tratamiento de agua nos esperaba Laura, la vicepresidenta de la zona quien cuenta que de 320 casas faltan construir 17.
 
“Se sigue suministrando luz por una planta eléctrica que no alcanza a ser suficiente para todas las expectativas que hay en el tema de luz. El tema de la vía que no tiene artes, en tiempo de invierno se vuelve intransitable”, explicó.
 
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Laura habla de la vía para recorrer los 4 pequeños barrios de la zona que se llaman “Brisas de paz”, “22 de septiembre”, fecha de la muerte del Mono Jojoy, “José Maria Carbonel”, prócer de la independencia, y “27 de mayo”, cumpleaños de las Farc. Y sí, el terreno aún es inestable y algunas partes parecen trochas.
 
En el último barrio encontramos a Valentina quien ingresó a las filas de las Farc a los 22 años. Su herramienta ya no es un arma sino una máquina de coser. Ahora lidera las tareas de confección y guiaba a tres exguerrilleras que estaban terminando varios vestidos que se usarían para la obra de teatro y las presentaciones de baile que harían allí.
 
“En la Navidad nos propusieron que hiciéramos cojines, manteles, muñecas navideñas. Realmente creemos que esa es una forma importante de participar en esos rituales que no hemos tenido nosotros”, narró.
 
Valentina vive con su hija Sara y su pareja en ese espacio de reincorporación, dice que ahora es más fácil ser madre que en el monte. A propósito actualmente en ese sitio hay 18 gestantes, varias estaban en labores de parto en centros hospitalarios.
 
Y recorriendo el lugar encontramos a Julio Cañón quien entró a la Farc a los 16 años con el ánimo de “luchar por su pueblo” y ahora, tras un año de la firma del acuerdo de paz, siembra tomate de guiso en una finca cercana. Pero, aunque ha visto un cambio en su vida, le molestan los incumplimientos del Gobierno. “Hay compañeros que no les han solucionado el problema de bancarización, cedulación, tenemos el problema de los compañeros que están en las cárceles”, lamentó.
 
Cada barrio tiene su restaurante, unos exguerrilleros cocinan, lavan platos y otros atienden. William, de 51 años, servía el plato de habichuelas, lentejas, arroz y huevo frito, incluso ofrecía de postre . Tenía puesta una camiseta gris, un pantalón verde militar y unas botas pantaneras que eran la atracción de los perros que viven allí. 
 
A los 20 años entró a la Farc cuando era campesino en el Guaviare.
 
“Aquí se albergaban unos 330 guerrilleros y en el momento somos 200, pero gran parte están por aquí alrededor de la región trabajando, ‘jornaleando’. En cuanto a este espacio no tengo todavía el primer conocimiento de decir que de aquí se hayan ido 5 o 10 para la disidencia”, contó.  
 
En esa zona ya hay agua y hay baños con inodoros. También hay energía en varias casas, incluso prende el arbolito de navidad en algunas.
 
Y empresas de televisión hacen rondas para proponerles el servicio. Sin embargo, pese a los avances, los espacios para jugar fútbol no están listos, tampoco los de la biblioteca. Aún no hay jardín infantil y los excombatientes claman por un alcantarillado, un acueducto para toda la vereda y muros para que sus viviendas soporten la ola invernal.

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