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Militares víctimas de minas contaron fuertes relatos a la Comisión de la Verdad

"Compañeros asesinados con tiros de gracia, despedazados por los artefactos, cómo minan las escuelas sin importarles nada", relató uno de los soldados.

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Minas antipersonales. Foto: Cortesía

El padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, expresó que las minas antipersona son una barbarie, que tras recorrer durante diez años la Cordillera de San Lucas y ver el dolor de las personas, de las víctimas, además de la incertidumbre de los niños por no pisar el campo para ir a la escuela, es muy duro el encontrar que 12.000 personas han sido objeto del flagelo, cuando alrededor del 60% fueron miembros de la fuerza pública.

“El ser el segundo país en biodiversidad en el mundo, pero a la vez, el segundo país con más minas antipersona; convertimos la grandeza de nuestra naturaleza, casi que en un infierno, creamos rupturas impresionantes entre nosotros que nos causan sospechas hasta de nuestro propio territorio, a sabiendas de que en cualquier lugar podía haber una mina”, expresó.

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Las palabras de De Roux, elogiando la grandeza del campesinado colombiano y llamando a proteger las grandes riquezas del país, fueron preámbulo para la escucha de aquellos militares que tuvieron que enfrentar una de esas tragedias, donde una mina les quitó una parte de su cuerpo o les alteró sus sueños, dejando, incluso, la vida en función del oficio militar.

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El brigadier general Óscar Alexander Tovar dijo que la práctica “demencial” no debería ser aceptada por nadie. “No debemos equivocarnos, no fueron víctimas, ya que son seres humanos, son personas que a cada segundo viven con afectaciones, limitaciones, ausencias corporales, incluso con ausencias de integrantes de su familia y en varios casos han sido aislados incluso por la misma sociedad”, expresó haciendo énfasis en que los espacios de escucha no son para la revictimización, sino para seguir adelante.

Después de Afganistán, Colombia es el país con mayor número de minas antipersona en el planeta y el que más víctimas de la fuerza pública ha contabilizado. Casi el 40% de las víctimas en Colombia por este tipo de explosivos han sido civiles y una mayoría, militares en función del servicio. Este jueves, la Comisión de la Verdad abrió un espacio de escucha para aquellas víctimas a quienes un explosivo de esos les cambió la vida.

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Diego Ignacio Gómez, soldado profesional herido en combate, guía canino, segundo de tres hijos, prestaba su servicio en 2011 erradicando cultivos de coca, en una zona resguardada con explosivos, llevaba 7 años como soldado profesional, y en Tierralta, Córdoba, pensó que lo estaban hostigando, no imaginó nunca que fuera a ser víctima, pero perdió su pierna derecha cuando pisó una mina, lesiones en su otra pierna y afectaciones en su rostro.

“Los impactos causados por ese incidente en mí y en mi familia han sido muchos: en el lugar de los hechos vi que había quedado mi rodilla, al otro día, al despertar en el hospital, fue muy duro ver que era real, que ya no la tenía, a causa, me cuenta mi madre que la mina, al tener demasiada metralla y excrementos, los médicos debían cortar y cortar, hasta donde veían que ya no había infección producida por este elemento que instalan los terroristas para causar más daño. Entonces no pudieron salvarla; la adaptación a una prótesis sería más compleja y aún más complicada que si tuviera mi rodilla”, recuerda.

“Los dos meses de hospitalización fueron de mucha afectación psicológica ya que estuve todo el tiempo postrado en una cama inmóvil y obviamente por la amputación. Me tenían que bañar y limpiar en la cama las enfermeras, es un golpe que te afecta tu personalidad y te hiere como ser humano emocionalmente, lloraba todos los días y peleaba con Dios”, agregó.

Dijo que el sueño de ser soldado se empieza a distorsionar cuando se vive en carne propia las atrocidades y ver la vehemencia con el actuar de los enemigos. “Compañeros asesinados con tiros de gracia, compañeros despedazados literalmente por los artefactos utilizados por esas guerrillas, cómo minan las escuelas sin importarles nada. Todo eso empezó a sembrar resentimiento y odio en mi corazón; y aún más al ser yo una víctima directa de ellos y sus armas”, cuenta mientras recuerda que ese día, cuando fue víctima de una mina antipersona, debería ser un día de alegría para su familia porque su hermana se graduaba del colegio, pero resultó en el más doloroso.

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Nelson Enrique Ramírez, uno de las más de 7.700 uniformados víctimas de artefactos explosivos, hoy trabaja con el deporte y dice que no se trata solo de pisar una mina y perder parte del cuerpo, sino que hay otros escenarios que generan afectación, que la condición de discapacidad produce inconvenientes para desenvolverse.

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Jaime Orlando Rojas en 2003 soñaba con ser militar, inició su servicio y se incorporó como soldado profesional. “Me dicen que estoy en un campo minado y que debo quedarme quieto, espero un momento, me logro estabilizar, ellos logran sacarme, llevarme a un sitio seguro, luego para sacarme a un hospital y me llevan a San Vicente del Caguán, herido, me hicieron la intervención, pero no era consciente de la magnitud de los hechos, cuando me doy cuenta es que hay bastantes médicos y uno de ellos me dice: no podemos hacer nada, tenemos que amputar el pie derecho. Sentí que se me acababa el mundo”, relató Rojas.

Sentía que iba a ser rechazado por la sociedad, pero a la vez admirado por todo el país en un sentido heroico, pero dice el entonces soldado, que las palabras de apoyo podían confundirse con sentimientos de lástima.

“Como todo niño, ver a su papá que le falta una extremidad, que lo vean a uno con esa marca de por vida es muy duro, me frustró muchas cosas, muchos sueños, y gracias a Dios tuve el apoyo del Ejército y la familia y acostumbrarse a vivir con un miembro de la familia en esta situación”, relató.

Como aporte al esclarecimiento de la verdad fue la primera vez en que los militares acudieron a la Comisión a presentar esos relatos, que servirán como soporte para tomar decisiones y para la memoria del conflicto en Colombia.

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