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Obispos respaldan a Duque tras orden de retirar trino sobre Virgen de Chiquinquirá

Cuestionaron la libertad de cultos y expresión, y preguntaron por qué en este caso sí hubo celeridad, mientras hay procesos judiciales represados.

372415_Iván Duque // Foto: Presidencia
Iván Duque // Foto: Presidencia

Tras la decisión del Tribunal Superior de Cali sobre una tutela que le ordenó borrar un trino escrito por el presidente Iván Duque, en el que hace referencia a la Virgen de Chiquinquirá, obispos salieron en defensa del mandatario.

En un comunicado de siete puntos, los obispos aseguraron que “coartar la libertad de expresión del primer ciudadano de la Nación y desconocer el sentimiento religioso de la inmensa mayoría del pueblo colombiano, por lo menos un 70% que se declara cristiano católico”, sería ir en contravía a expresiones masivas de indignación.

Lea también:¿Por qué Duque debe eliminar la publicación de la Virgen de Chiquinquirá de sus redes?

Asimismo, manifestaron que, en el caso del trino de Duque, sí hubo celeridad, mientras en el país reposan miles de procesos que por años no han sido atendidos. Cuestionaron además la orden de borrar el trino de su cuenta y de abstenerse en el futuro “de hacer manifestación alguna de su devoción mariana”.

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Citando a la Constitución, preguntaron si es que los gobernantes no pueden ejercer sus propios derechos y libertades de conciencia y de cultos, sino se trata de una discriminación solo por razón de sus cargos.

Manifestaron además que es un asunto que no puede pasar de largo, pues miles de ciudadanos católicos han expresado indignación al pretender coartar la libertad de expresión de Iván Duque.

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“¿De dónde entonces, surge esta iniciativa tan inusual como inoportuna, por la grave crisis que estamos atravesando, producida por el COVID-19, que exige precisamente la unidad de todos para luchar contra sus efectos destructivos y no solo para la salud, sino también para el mismo tejido social, para la economía y para el empleo y que va a requerir el esfuerzo de todas las gentes de bien? Como pastores de esta provincia eclesiástica, presente en Boyacá y Casanare, por la misión que tenemos de cuidar el rebaño que nos ha sido encomendado y ante el clamor de muchos fieles, nos sentimos movidos a compartir con ustedes algunas reflexiones y de proponer algunas respuestas”, señalaron.

El comunicado a través de la Conferencia Episcopal, firmado por los obispos de Chiquinquirá, Duitama -Sogamoso, Garagoa, Yopal, el arzobispo de Tunja y el Vicario apostólico de Trinidad, incluye siete puntos contenidos de forma literal así:

1. Históricamente, el lienzo precioso de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, renovado prodigiosamente en diciembre de 1586, ha representado para el pueblo colombiano, un referente de primer orden en la construcción de identidad cultural y de consolidación de la fe cristiana, ya desde los albores de la evangelización. No en balde ha sido lugar de romería por más de cuatro siglos, la imagen ha sido reproducida infinidad de veces desde Guatemala hasta el Perú, jugó un papel protagónico durante la independencia, al punto de que el Libertador la visitó tres veces y en 1919, en el primer centenario de la Independencia, fue coronada como Reina y Patrona de Colombia.

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2. En nuestros días, el Papa san Juan Pablo II vino al país para celebrar los 400 años de su renovación milagrosa y bajo el lema, Con la paz de Cristo por los caminos de Colombia, recorrió el país trayendo un mensaje de paz y de reconciliación que todavía resuena y que el actual pontífice, Francisco, recogió en su periplo de hace tres años cuando se encontró con la Reina y Patrona en la catedral primada de Bogotá y puso bajo su protección y amparo la invitación a dar el primer paso en la consolidación de la paz, la justicia, la atención a los pobres y el cuidado del medio ambiente.

3. Es cierto que la Constitución de 1991 habla de un Estado laico, pero eso no quiere decir que sea un Estado indiferente y mucho menos ateo. Más aún, en el preámbulo se invoca la protección de Dios y más adelante se garantiza -entre los derechos fundamentales- la libertad de conciencia y el derecho a no ser molestado por razón de sus convicciones o creencias, ni obligado a actuar en contra de su conciencia (numeral 18). Lo que deja ver que en Colombia todos podemos profesar libremente nuestra fe y que el Estado, lejos de ser hostil o contrario a la misma, está obligado a proteger su libre ejercicio.

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4. El número siguiente de nuestra Carta Magna (art. 19) dice así: “Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva. Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley. Y en el Artículo 20: Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones… de modo pues que en nuestro territorio no existe el delito de opinión y que todos, incluido el Presidente de la República, somos libres de expresar nuestras convicciones religiosas, sin temor a ser sancionados.

5. Nos preocupa, sin embargo, una tendencia que viene de dos siglos atrás, que se ha venido acentuando en nuestra cultura Occidental y es la pretensión de relegar el sentimiento religioso al ámbito de lo privado, de las convicciones íntimas y a considerar cualquier expresión de fe como algo incorrecto y molesto para los que no son creyentes. Antes se manifestaba en una feroz oposición a la Iglesia Católica y a la predicación del Evangelio, hoy de manera más sutil, como un ambiente de relativismo moral y de libre pensamiento, en el que desaparecen las fronteras entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira.

6. Y si a esto añadimos el clima de polarización y antagonismo político que sigue afectando al país, atizado por viejos odios sectarios que se oponen a la búsqueda de la paz y de la reconciliación, pues cualquier gesto del gobernante de turno, va a ser motivo para que el dedo acusador de sus contradictores se levante de modo implacable, endilgándole conductas censurables, así sea la expresión espontánea y sincera de su devoción de siempre a la Madre de Dios, que entre otras cosas, no le hace mal a nadie y sí inspira nobles y elevados ideales y acciones.

7. Consideramos que este hecho, siembra un pésimo precedente y corrobora la descomposición que se respira en muchos círculos del poder, pero sobre todo, debe invitarnos a nosotros, creyentes comprometidos, a vivir con mayor convicción nuestra fe, a expresarla con plena libertad y a seguir trabajando por una Colombia en la que impere la justicia y se consolide la paz.

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