El pasado 24 de julio en el barrio Rebolo, suroriente de Barranquilla, murió Ángela María Pérez Coronado, de 50 años, luego de recibir una brutal golpiza, según su familia, por parte de cuatro hombres de la Policía que ingresaron a su casa a practicar una requisa a su sobrina.
En su momento el coronel Manuel Rojas, subcomandante de la Policía en Barranquilla, explicó que los hechos se registraron cundo la comunidad se opuso a un procedimiento policial.
“La Policía pretendía conducir a una persona, en ese momento varios ciudadanos intervinieron en el procedimiento policial iniciando una agresión contra los uniformados que estaban atendiendo el caso”, informó el coronel en su momento.
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Mes y medio después de la muerte de Ángela, familiares afirman que no ha pasado nada con la investigación y temen que el caso quede en la impunidad.
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“No nos han llamado a dar declaraciones. Nosotros metimos la denuncia y no hemos tenido respuesta de nada, ni de la necropsia”, expresó Ana Pérez, hermana de la víctima.
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Investigadores cercanos al caso afirman que aún están a la espera de conocer el resultado de la necropsia practicada por Medicina Legal a fin de establecer si la muerte de Ángela se produjo por los golpes que recibió por parte de los policías u obedeció a otras causas.
Mientras tanto, los uniformados que están inmersos en otra investigación con la justicia penal militar, continúan haciendo patrullajes en un sector distinto de la ciudad.
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Este miércoles, familiares de la víctima recibieron una notificación de la Procuraduría donde le informan que el pasado 11 de agosto quedó formalizada ante la institución la queja que instauraron en contra de los policías señalados de haber cometido el ataque.
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