hizo un pacto de silencio para encubrir el asesinato de Diego Felipe Becerra.
A los coroneles se les acusa de porte y fabricación de armas, falsedad en documento público, fraude procesal, adulteración de material probatorio y favorecimiento en homicidio, en medio de la investigación por el asesinato del joven grafitero Diego Felipe Becerra en agosto de 2011, a manos de un policía.
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Un patrullero fue testigo en el caso y afirmó que Diego Felipe Becerra nunca portó un arma de fuego y los miembros de la policía hicieron un pacto de silencio sepulcral para callar sobre los culpables.