¿Qué carros usan los altos ejecutivos y CEO de América Latina?

Recientemente se realizó un sondeo para determinar qué tipo de vehículo usan los altos ejecutivos y CEO de las principales compañías en América Latina. (Lea también: Top 10 de los mejores clásicos convertibles)

Cuenta que ya hay establecidas marcas de autos que “no solo se distinguen y sobresalen por su diseño sofisticado, precio o equipamiento de su vehículo, sino por la exclusividad, porque combinan elegancia y moderna tecnología”, como lo señala el diario Rumbo Económico de Perú.

Se destaca marcas como Audi, Porsche, Mitsubishi y Volkswagen, entre otros.

Estos son algunos de los preferidos:

Volvo XC90:

Le apunta exclusivamente a ellos, los adinerados que buscan comodidad y tienen que movilizarse constantemente, siempre con lujo. Es una camioneta en la que no existe el asiento del copiloto y utilizan ese espacio para la comodidad de la parte trasera. Cuenta con silla masajeadora, pantalla de TV y computador, lugar que calienta y enfría las bebidas y posibilidad de manejar la música desde su sitio. No está en todos los países, pero, definitivamente, muchos quieren importarla.

Audi A8:

Cuesta unos 110 mil dólares y es el primer carro del mundo en tener faros Matrix LED. Cuenta con asientos de masaje, sonido que incluye 19 altavoces, partes de madera de fresno y decorados con plata y oro, además de espacio de nevera.

Porsche 911 GT3:

Además de la velocidad y potencia que ofrece para llegar puntual a todas sus citas, también cuenta con especial seguridad en el cierre de puertas y sistema integrado de navegación de alta fidelidad.

Mitsubishi Outlander 2015:

Ofreciendo seguridad de alta tecnología, trae parachoques delanteros y posteriores con barras gruesas horizontales, asientos de tela combinados con cuero, aire acondicionado y climatizador. Tiene sistema RISE que le otorgó la más alta calificación de seguridad del mundo.

Volkswagen Jetta GP 2015:

Llegó con las versiones Trendline 2.0l y Highline 2.5l. y ofrece la potencia suficiente para no llegar tarde a las reuniones y los cocteles.