Tras buscarlo 16 años, madre halló cuerpo de su hijo reclutado cuando era menor de edad

Fue hace 16 años cuando Rosario Parra empezó a buscar a su hijo, que, para entonces, no había cumplido la mayoría de edad. Vivían en el Guaviare y eran una familia desplazada por la violencia, pero como si no bastara eso, el otro lado de la guerra les tocó: a su hijo Néstor lo reclutaron cuando llegaron hombres en una moto para llevarlo al combate.

Néstor es el tercer hijo de Rosario. Entonces se sumaba a otras búsquedas de esta mujer: no aparecía uno de sus hermanos y otro hijo más. Buscando por todo lado, nada que encontraban respuesta, intentaron pesquisas por varios lugares, pero los resultados eran fracasos.

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“Empecé por los lugares a los que a él le gustaba irse a bañar, luego fui al hospital, a las morgues y, finalmente, empecé a acercarme a los grupos armados como si fuera conocida para tratar de sacar información. Pero luego me di cuenta de que ellos sabían quién era yo y antes hablaban conmigo para ver qué tanto estaba preguntando”, relata Rosario.

Pasaron diez años desde la desaparición del joven Néstor y a la familia Parra le notificaron que el caso de búsqueda no tendría más avance porque, según dijeron, él se había vinculado al grupo armado de forma voluntaria, entonces “que no lo iban a seguir buscando”.

A Rosario no le importó y siguió su tarea de saber dónde estaba su hijo. Se unió a víctimas en el Guaviare y la historia continuó.

Hace tres años, desde la Fiscalía la llamaron, luego le informaron que el cuerpo de Néstor estaría enterrado en Soacha, Cundinamarca. Muy lejos de su pueblo. ¡Faltaba identificarlo!

Dos años más pasaron y fue cuando apareció la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, entidad que funciona tras el acuerdo de paz con las Farcy desde donde le dieron la mano a la familia Parra e inició de nuevo una tarea: establecer que efectivamente un cuerpo hallado a cientos de kilómetros, era el de aquel hijo de Rosario, que había sido reclutado para la guerra cuando ni siquiera había cumplido su mayoría de edad.

Ahora, Rosario no cesa en saber qué habrá pasado con su hermano y su otro hijo y, al menos, poder darle un punto de esperanza a aquellas madres que están en su posición y no quieren morir sin antes saber cuál fue el destino de sus hijos.