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A ser disciplinados, estas privaciones son por un mejor mañana y no llorar a nuestros seres amados

Varias noticias demuestran que no hemos entendido la gravedad del momento que atravesamos, lo cual es paradójico.

Albert Linero Instagram @PLinero.jpeg
Albert Linero
Foto: Instagram @PLinero

El domingo se hizo viral el video de un médico, Carlos Piedrahita, que acababa de ser golpeado por un paciente borracho cuando prestaba su servicio en la sala de urgencias de la IPS Virrey Solís de la EPS Salud Total, ubicada en el sector de San Diego en Medellín.

También, el viernes en la noche se conoció sobre la sanción que fue impuesta a un cirujano plástico en Barranquilla por realizar una fiesta, que según las autoridades, incumplía las normas de bioseguridad y las disposiciones tomadas para prevenir las aglomeraciones en este segundo pico de la pandemia en nuestro país.

Además, se han conocido las historias de médicos que han renunciado porque les deben varios meses de salario, como por ejemplo, los médicos del Hospital de Corozal, quienes renunciaron en plena Navidad por la falta de pagos, o también la renuncia de un grupo de médicos y enfermeros del Hospital Isaías Duarte Cancino de Cali, que igualmente desertaron de su lugar de trabajo por culpa de este problema.

Estas son las historias que se entretejen y que reflejan la manera en cómo vamos enfrentando este momento de la pandemia. Se suma a esto la irresponsabilidad y poca salud mental de algunas personas con las limitaciones y carencias del estado.

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Estas situaciones reflejan que no hemos entendido la gravedad del momento que atravesamos, lo cual es paradójico, porque así como se escuchan estos relatos, también llegan, cada vez más, noticias de personas cercanas que mueren por el COVID-19, como la de Monseñor Luis Adriano Piedrahita obispo de Santa Marta, o de amigos que están contagiados y hospitalizados.

Es el momento de ser muy disciplinados en el cumplimiento de las normas de bioseguridad, hay que entender que estas privaciones son la posibilidad de no tener que llorar por la pérdida de las personas que amamos y de tener un mejor mañana.

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También necesitamos hacer que la admiración que tenemos por los trabajadores de la salud (a los que hemos llamado muchas veces héroes) se concrete en una actitud de respeto y acogida, pero a la vez de apoyo para que se les pague puntual y generosamente su gran labor.

Siempre soy optimista y creo que nos va a ir mejor, pero esa actitud tenemos que mostrarla a diario en cada una de nuestras palabras y acciones. Esta situación nos exige mucha sindéresis, mucho dominio propio y ser conscientes de las consecuencias que nuestros actos ocasionan.

Escuche la reflexión y el análisis de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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