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Antes creíamos que un niño ‘gordito’ era señal de buena salud: qué equivocados estábamos

Soy un ejemplo de cómo la tendencia a la obesidad nos lleva a complicaciones de salud y por eso constantemente estoy muy atento a mi alimentación para lograr mantener el peso normal.

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Alberto Linero
Foto: Alberto Linero

Según Unicef, al menos tres de cada 10 niños y adolescentes en edades comprendidas entre los 5 y 19 años de América Latina y el Caribe, tienen sobrepeso, y si sólo miramos los menores de cinco años, las estadísticas dicen que el 7.5% de ellos también lo tienen, cifra que está por encima del porcentaje del promedio a nivel mundial (5.7).

Hay que decir que la pandemia ha ocasionado que esta cifra haya aumentado. Esto preocupa, porque al menos tres de cada cuatro adolescentes obesos se convierten en adultos obesos.

En una época creímos que estar gordo era una manifestación de buena salud, hoy los estudios demuestran todo lo contrario. Los obesos somos más propensos a enfermedades como diabetes tipo 2, dislipidemia, enfermedades coronarias, hipertensión, entre otras.

Soy un ejemplo de cómo la tendencia a la obesidad nos lleva a complicaciones de salud y por eso constantemente estoy muy atento a mi alimentación para lograr mantener el peso normal.

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Siempre tuve malos hábitos alimenticios y la salud me ha hecho prestar atención a lo que como y cuándo lo como, también a consumir el agua suficiente y tener una disciplina de ejercicios físicos. Por ello, creo que este dato de Unicef tiene que generar en los padres de familia un compromiso de alimentar bien a sus hijos, generándoles hábitos alimenticios saludables.

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El proceso de crianza supone estar atentos a las dinámicas alimenticias de los menores, esto es, que ingieran una variedad de alimentos que les brinden todos los nutrientes que sus cuerpos necesitan para su correcto funcionamiento, crecimiento y desarrollo: Proteínas, minerales, vitaminas y carbohidratos deben formar parte del menú.

Los expertos recomiendan a los padres de familia: que ellos son quienes controlan las líneas de abastecimiento. De los alimentos que ofrezcan a sus hijos, pueden dejarlos elegir lo que quieren comer o si quieren comer.

Olvidarse de la máxima de "dejar el plato limpio"... Las preferencias alimentarias se adquieren muy pronto en la vida, de modo que empiecen pronto a ofrecerle a sus hijos un amplio abanico de alimentos.

Eviten bebidas azucaradas . No confundan la comida con el cariño, encuentren formas mejores de decir "Te quiero". Somos lo que comemos.

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Escuche la reflexión de Alberto Linero en MañanasBLU:

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