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Clases al aire libre, hagamos de nuestro mundo una gran aula

Imágenes que muestran a maestros en plena calle impartiendo clases me han hecho pensar de nuevo en los peripatéticos, aquel círculo filosófico que seguía las enseñanzas de Aristóteles.

Alberto Linero :: Foto: cortesía.jpeg

Ayer el Ministerio de Salud dio a conocer las características del protocolo para el regreso a las clases presenciales en colegios, universidades y diversos centros de educación del país.

Es necesario tener claro que la decisión primera la toman los padres de familia, ellos son quienes deciden si envían o no a sus hijos al colegio. Hay que tener en cuenta que los menores necesitan ese espacio de desarrollo y realización de sus competencias, no solo intelectuales, sino también emocionales y sociales, pero cada uno es dueño de sus propios miedos.

Sin embargo, es importante saber que el protocolo ya está. En él se insisten el hecho de que puedan asistir a las clases aquellos estudiantes que no presentan síntomas del virus o con alguna comorbilidad, también la importancia del uso adecuado del tapabocas para la protección personal, y establecer horarios de lavado de manos, evitando así aglomeraciones y dando la posibilidad a los niños de protegerse con esta práctica que es fundamental.

Dándole vueltas a este asunto de la necesidad de repensar la educación en tiempos de pandemia, encontré que en la University College Roosevelt de la ciudad de Midelburgo, en Holanda, se han impartido clases al aire libre, en espacios públicos.

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Esta es una experiencia que ha sido muy importante para los estudiantes y ha estado muy bien valorada. La universidad encontró más de 20 lugares en la ciudad en la que esta práctica se puede llevar a cabo. Con ella, no solo se ha disminuido la necesidad de las clases en línea, sino que también se han generado otras formas de aprendizaje.

Las imágenes que muestran a los maestros en plena calle impartiendo sus clases, me han hecho pensar de nuevo en los peripatéticos, aquel círculo filosófico que seguía las enseñanzas de Aristóteles, y que tenían una manera poco común para aprender: lo hacían mientras caminaban. Sí, recibían la enseñanza mientras caminaban.

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Lo importante de todo esto es entender que la nueva normalidad la debemos enfrentar con mucha responsabilidad. No hay que olvidar que cada uno es responsable de sí mismo, y por lo tanto, cada quien debe ser capaz de cuidarse y de cumplir las normas de bioseguridad que le permitan estar sano y seguro. Pero además, cada uno debe también ser creativo para intentar responder desde la seguridad individual a esta nueva normalidad, buscando siempre desarrollar sus propias habilidades y competencias.

Escuche la opinión y la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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